El cuerpo siempre fue un reservorio de vitalidad, energía y emociones. Pero cuando se ve sometido al silencio, a la guerra, al dolor, se convierte en un depósito de memoria.
La guerra civil española, en la etapa franquista, el pacto del olvido, la muerte y la devastación fueron las circunstancias que rodearon a Europa durante muchos años. El fantasma del olvido, fue un fantasma que hasta no hace mucho, rondaba al pueblo europeo, ya que al negar esclarecer la verdad de un período histórico debilitaba y extinguía la memoria de los vencidos, los olvidados, los muertos en la guerra, a favor de la memoria de los vencedores, al mismo tiempo que se usurpaba el derecho que tienen las nuevas generaciones a conocer la verdadera historia.
“Los girasoles ciegos” (2004) de Alberto Méndez y “Soldados de Salamina” (2001) de Javier Cercas, representan y escriben cuerpos que hablan y que funcionan como contadores de la historia para la memoria del pueblo. Esa historia, que pretendió ser aniquilada es contada ahora por cuerpos de la verdad y del recuerdo.
Para todo aquel lector que le interese la memoria y el recuerdo del pueblo, les recomiendo esas dos novelas.