“La última noche en Twisted River” de John Irving

John Irving es un gran escritor estadounidense cuyas obras no sólo han recibido premios y reconocimiento sino que han sido bestsellers.
“La última noche en Twisted River” es la antepenúltima novela de John Irving, publicada en el año 2010.
Entre sus novelas más famosas se encuentran: “La epopeya del bebedor de agua” (1972), “Príncipes de Maine, reyes de la nueva Inglaterra” (1985), “Hasta que te encuentre” (2005), entre otras.
La novela narra la vida de varios personajes dentro del aserradero de una explotación forestal. En la primera página ya nos presenta a los dos personajes fundamentales Dominic, el cocinero, y Danny, su hijo. Pero el suspenso y terror con el que se maneja Irving ya que desde el primer momento nos entreteje y nos hace partícipes de una historia, de un asesinato que pone a Danny como responsable de dicho crimen atroz.

La mujer que asesina Danny es nada menos que la novia de Carl, quien al enterarse de dicho asesinato persigue a Danny y a su padre por todas las ciudades por las cuales se van mudando sin dejar rastros de su presencia.
Lo interesante de la novela son todos los lugares por los cuales va adentrándose ésta extraña pareja y las identidades que van adoptando para que los otros no se enteren quienes son.
Irving diseñara un croquis de todo estados unidos para mostrarnos no sólo a los personajes en diversas situaciones sino a la misma ciudad con todos sus personajes y misterios. Es decir, es una gran novela que no se queda en el simple misterio sino que va introduciendo diferentes historias y diferentes personajes que endulzan la escena.
Así, en la novela, Irving nos muestra una relación muy interesante y muy fuerte entre un padre y un hijo, además nos traza redes de misterio y nos atrapa desde la primera a la última página.

A continuación me gustaría compartir con ustedes un fragmento de “La última noche en Twisted River” para que vayan ingresando de a poco en ella.
“El joven canadiense, que tendría a lo sumo quince años, había vacilado más de la cuenta. Suspendido en el aire por un instante, dejó de mover los pies sobre los troncos que flotaban en el remanso situado por encima del recodo del río; antes de que alguien alcanzase a sujetar su mano extendida, ya se había hundido por completo. Uno de los madereros, más veterano, tendió el brazo hacia el largo cabello del joven: buscó a tientas con los dedos en el agua gélida, densa, casi tan espesa como un caldo a causa de los fragmentos de corteza desprendidos. De repente dos troncos chocaron con fuerza, atraparon el brazo del frustrado rescatador y le partieron la muñeca. La alfombra de maderos en movimiento se había cerrado por completo sobre el joven canadiense, que ya no volvió a salir a la superficie; no asomó nada de él sobre aquella agua marrón, ni tan siquiera una mano o una bota."