Pero según cuentan los historiadores de su vida la carrera de Manuel Puig como director de cine no prosperó, ya que no tenía carácter para ello, es decir, dicen que no tenía mucha paciencia y que de a ratos tenía brotes histéricos cuando las cosas no salían como él quería. Así que después de esa frustración, ya que dirigir cine era lo que él más quería, viajó y vivió en distintos países de Europa enseñando español a alumnos particulares pero siguió relacionado con el séptimo arte, ya que en esos tiempos escribía algunos guiones.
Sin demasiada suerte, presentó sus guiones a un director famoso ero éste le dijo que escribiera sobre algo que él conociera, sobre un hecho autobiográfico, que tal vez le iría mejor. Y así fue que comenzó a contar una historia sobre los amores de su primo Jorge y salió, más que un guión, una novela.
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