Se preguntarán por qué El club de las necrológicas. No deja de ser un título capcioso, para captar la atención del lector desde las vidrieras de una librería. Incluso el diseño de tapa es fuertísimo porque imita los avisos fúnebres de los diarios. Y se llama el club de las necrológicas porque justamente la novela se dispara con un grupo de amigos cuarentones que se juntan todos los domingos a la mañana en un bar a charlar y comentar las noticias de los diarios café de por medio.
Y descubren en los avisos fúnebres unos mensajes cu¬rio¬sos, el primero tiene una estrella de David con una frase: “Mis dos pimpollos, cortados en la flor de la edad, descansen en paz. Su madre que las ama”. Al mes siguiente, en el día once, el mensaje se repite y la curiosidad de los ami¬gos se dispara por las nubes. ¿Quiénes eran esos dos pim¬po¬llos? ¿Dos chicas pequeñas? ¿Qué les paso?
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