Fortunata y Jacinta, de Benito Pérez Galdos

Fortunata y Jacinta es uno de los libros más extensos de Benito Pérez Galdós. DEbidoa su extensión, la obra fue editada en cuatro tomos, a fines del siglo XIX, entre 1866 y 1887.

La historia de Fortunata y Jacinta transcurre en la capital española, y cuenta la vida de dos mujeres: Jacinta, esposa y mujer decente que se amolda a las reglas de la sociedad de su tiempo, y Fortunata, una querida de un joven que heredará una gran fortuna al morir su padre.

Los amores se mezclan con un croquis que el autor realiza sobre la sociedad, a través del cual realiza una aguda crítica a sus costumbres. También aparecen los conflictos entre clases sociales y muestra a una clase alta con falta de compromiso y una clase media dedicada al trabajo y preocupada por la educación de sus hijos.
Como en todos los trabajos de Benito Pérez Galdós, en Fortunata y Jacinta encontrarán una perfecta descripción de sus personajes.

Sin duda alguna que “Marianela” y “Fortunata y Jacinta” son las mejores novelas de Benito Pérez Galdós, al menos las que a mí más me han gustado. En el caso de la primera, el escritor es muy sensible a la construcción de su protagonista, la joven Marianela que no tiene ni madre ni padre y se ha enamorado de un muchacho de buena posición económica que es ciego.

“Fortunata y Jacinta” se acerca más al realismo, en boga en esos años, y la trama gira en torno a las marcadas diferencias entre las distintas clases sociales en Europa. En esta novela es que aparecen personajes de diferentes estratos de la sociedad y su relación y posición ante el mundo.

Otro de los temas que eran recurrentes en la narrativa de Benito Pèrez Galdós era lo religioso, algunas veces desde lo anti religioso y otras veces muy apegado a las costumbres cristianas.

Benito Pérez Galdós atravesó por varias etapas en su vida literaria. En sus primeros pasos trabajó una novela en la que los personajes aparecían muy bien definidos dentro del contexto social, económico y político. A saber: reaccionarios y liberales; ricos y pobres o devotos y anticlericales.

En su segunda etapa ya se inclinó por indagar en las costumbres de la sociedad española, aunque también relacionó esa cuestión con los aspectos históricos, y por ello fue que en ese tiempo produjo la mayor parte de sus relatos históricos.

Una de las cosas que más le atraían a Pérez Galdós era el sentir popular, por lo que también llevaba esas cuestiones al discurso que muchas veces asomaba sencillo y en novelas en las que había mucho diálogo. Una de las características esenciales de este autor era su lenguaje despojado de esnobismos y frases rebuscadas, para lograr una ambientación real y natural al máximo.