Rolando Barthes: Realismo y escritura.
Roland Barthes fue un filósofo, semiólogo, ensayista y escritor, nacido en Francia en el año 1915. Fue el crítico contemporáneo que logró criticar al campo literario mezclando la filosofía, la lingüística y el psicoanálisis de manera impresionante.
En esta oportunidad me gustaría hablar sobre el realismo en Barthes, una de sus categorías más importantes en el campo literario. Si bien es una tarea compleja entender la cosmogonía barthiana, me arriesgo aquí y ahora a conversar sobre el realismo. Barthes concibe al realismo como un conjunto de convenciones. Para él, el realismo, está lejos de reflejar la realidad, si bien ese es su propósito el resultado es otro. En los asuntos donde el realismo insiste más en la autenticidad es donde Barthes encuentra la convención: la descripción, el retrato, el personaje, la acción, el nombre propio, los códigos de clase, la transformación estilística, el personaje histórico.
Si bien el realismo pretende ser un reflejo fiel de la realidad, para Barthes en realidad es una copia de una copia de lo real. Si, suena un poco complejo, pero él parte de las descripciones que los novelistas realizaban y postula que el escritor realista parece, en primer lugar, enmarcar lo que va a describir, a la manera en que lo haría un pintor. Es decir, que el escritor realista realiza un recorte de la realidad y la pinta (copiándola) para luego describirla mediante la escritura. Así, resume que la mimesis realista no será entonces un reflejo de la realidad sino un reflejo de la copia.
A continuación haré una breve mención sobre las categorías que utiliza Barthes al hablar de realismo:
El retrato no es una representación realista sino una escena ocupada por bloques de sentido. Del orden de esos bloques no surge una copia sino un diagrama del cuerpo.
Personaje y figura: El personaje surge cuando SEMAS idénticos atraviesan el mismo nombre propio. Es una combinación que determina la personalidad del personaje.
El nombre propio arrastra los semas aun tiempo evolutivo (biográfico)
La figura es una configuración incivil, impersonal, de relaciones simbólicas.
Acción: hay tres regímenes posibles de expresión:
1) El sentido es enunciado, la acción nombrada pero no detallada.
2) El sentido es siempre enunciado, la acción es descrita.
3) La acción es descrita, pero el sentido es silenciado: el acto es connotado de un significado implícito.
Los dos primeros regímenes, donde la significación es excesivamente nombrada, corresponden a la etapa arcaica del realismo marcado por el miedo a dejar escapar la comunicación del sentido, de ahí como reacción en las últimas novelas la práctica del tercer régimen: el decir el acontecimiento sin doblarlo con su significación.
El nombre propio: a veces se habla de personajes como si existiese, pero de lo que se habla es de su figura impersonal y real de símbolos que esta manejada bajo el nombre propio.
Lo real, lo operable: Para Barthes el discurso no tiene ninguna responsabilidad con lo real. Lo que la novela realista llama real no es más que un código de representación (de significación) y no un código de ejecución: lo real novelesco no es operable.
Códigos de clase: Los códigos de una época forman una especie de Vulgata científica, si se resumen todos esos saberes se forma la ideología: como fragmento de ideología el código de cultura invierte su origen de clase (escolar y social) en referencia natural.
Personaje histórico: es incluido oblicuamente, pintado sobre el decorado. De lo contrario se revelaría como impostor, quitando autenticidad a la novela.
Así es como Barthes entiende al realismo.