“Oscar Wilde también se dedicó a los ensayos y a los diálogos filosóficos, sobre todo en la última década del siglo XIX. Durante esta época introdujo algunas ideas que luego plasmaría en su novela de El retrato de Dorian Grey, sobre la decadencia, la duplicidad y la belleza. Tuvo la intención, y de hecho lo logró, de mezclar temas sociales con cuestiones estéticas. Más fragmentos de El retrato de Dorian Grey:
"Nosotros, pobres artistas, tenemos que dejarnos ver en sociedad de tanto en tanto, lo suficiente como para recordarle al público que no somos unos salvajes. Con un frac y una corbata blanca, cualquiera, hasta un agente de bolsa, puede lograr que se le califique de civilizado.
La conciencia y la cobardía son realmente lo mismo.
Es un pavo real en todo excepto en la belleza.
La risa no es un mal comienzo para la amistad, y es con mucho su mejor final”.
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