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Frases de Ricardo Piglia
Ricardo Piglia es uno de los más destacados novelistas latinoamericanos del siglo XX. Nació en Buenos Aires, Argentina, en el año 1941. Su vida estuvo marcada por las crisis políticas de su país desde que fue un niño, cuando después de la caída de Juan Domingo Perón en el año 1955 su padre, que era peronista, tuvo que mudarse a la ciudad de Mar del Plata dejando atrás sus afectos y su vida. Algunas frases de este gran escritor son:
La mejor historia del mundo es la más fácil de contar.
El arte es extrañamiento: una manera nueva de mirar lo que ya vimos.
Todas las historias del mundo se tejen con la trama de nuestra propia vida.
Ahora sobrevivo y mi sueño está tan cerca de la vigilia que apenas si se puede llamar sueño.
(...) Un Cristo, anotó el chico de El Mundo, el chivo expiatorio, el idiota que sufre el dolor de todos.
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En la ciudad de Mar del Plata Ricardo Piglia ingresó a la universidad pública y estudió historia. Cuandos e recibió comenzó a trabajar para editoriales importantes de Buenos Aires. Partir del año 1965 dirigió la Serie Negra, la cual era una famosa colección de policiales que difundió a Dashiell Hammett, Raymond Chandler, David Goodis y Horace McCoy, entre otros autores anglosajones de renombre. Algunas frases de Ricardo Piglia son:
«Empecé a leer policiales casi como un desvío natural de mi interés por la literatura norteamericana. Uno lee a Fitzgerald, luego a Faulkner y rápidamente se encuentra con Hammett y con David Goodis. Más tarde, entre 1968 y 1976, leí policiales por necesidad profesional, ya que dirigía una colección».
“¿Y qué es en definitiva la biografía de un escritor sino la historia de las transformaciones de su estilo?”
“Por otro lado, la correspondencia es un género perverso: necesita de la distancia y de la ausencia para prosperar”.
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Siempre se interesó por el policial y hoy es uno de los escritores del género más destacados de su tiempo. Desde muy temprana edad leyó a escritores como William Faulkner y el primer libro del estadounidense que leyó fue La mansión, al que le siguieron muchas otras obras. Dice Piglia sobre La lectura:
«Creo que lo que más me impresiona de Faulkner es la autonomía del que narra».
“(...) La literatura también es eso: una relación con la experiencia donde uno está al mismo tiempo viviendo y registrando”.
“Sólo en la mente de los traidores y de los viles, de los hombres como yo, pueden surgir los bellos sueños que llamamos utopías”.
“Narrar, decía mi padre, es como jugar al póker. Todo el secreto consiste en parecer mentiroso cuando se está diciendo la verdad”.
“Contar es entonces para mí un modo de borrar de los afluentes de mi memoria aquello que quiero mantener alejado para siempre de mi cuerpo”.
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Ricardo Piglia siempre ha dicho en muchas oportunidades que dos poéticas antagónicas y sus reversos le han interesado: la que está basada en la oralidad, aparentemente «popular», que ha llegado a una especie de crispación expresiva. Siempre fue un defensor de las vanguardias y de la literatura plural. Tal es así que se apasionó por el Ulises, de Joyce, como por las obras de Manuel Puig. Otras frases de este gran escritor argentino son:
“Esa marcha afiebrada de los aventureros que avanzaban ávidamente hacia el oeste, ¿Qué era sino una búsqueda de la utopía por excelencia: el oro? “
“Yo veo la sociedad como una red de narraciones; no sólo es una red de intercambios económicos o sentimentales, sino también una trama de relatos”.
“Las cosas nunca salen como uno las piensa, la suerte es más importante que el coraje, más importante que la inteligencia y las medidas de seguridad”.
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Ricardo Piglia comenzó a escribir sus primeros esbozos y libros hacia la década del 50, luego de que su padre debió irse a Mar del Plata perseguido por la revolución libertadora que había derrocado a Juan Domingo Perón. Allí fue que comenzó a escribir su diario, al que luego publicó bajo el nombre de prisión eprpetua y es una mezcla de diario con policial. Más frases de Ricardo Piglia:
“Ella me habló de los mellizos, del Nene Brignone y del Gaucho Dorda y de Malito y el Chueco Bazán y yo la escuché como si me encontrara al frente de una tragedia griega. Los héroes deciden enfrentar lo imposible y resistir, y eligen la muerte como destino”.
“¿De qué sirve, joven, contar, si no es para borrar de la memoria todo lo que no sea el origen y el fin? Nada entre el origen y el fin, nada, una planicie, árida, la salina, entre él y yo, nada, la vastedad más inhóspita, entre el suicida y el sobreviviente”.
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Por su libro prisión perpetua Ricardo Piglia obtuvo una mención en el importante concurso literario de la Casa de las Américas, de Cuba. A raíz de ello pudo publicar un libro de cuentos al que llamó Jaulario y que fue su primera obra editada. Más tarde, en el año 1980, el libro llamado Respiración artificial hizo que ganara reconocimiento internacional. Más frases de Piglia para compartir:
“Sufro esa clásica desventura: haber querido apoderarme de esos documentos para descifrar en ellos la certidumbre de una vida y descubrir que son los documentos los que se han apoderado de mí y me han impuesto sus ritmos y su cronología y su verdad particular”.
“Fíjese en mí, le digo ahora. Vine a este pueblo hace más de treinta años y desde entonces estoy de paso. Estoy siempre de paso, soy lo que se dice un ave de paso, sólo que permanezco siempre en el mismo lugar. Permanezco siempre en el mismo lugar pero estoy de paso, le digo”.
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Este gran escritor argentino que es Ricardo Piglia, además de ser autor de célebres novelas y libros de cuentos es crítico, ensayista y profesor de la universidad. Es un estudioso y experto de autores como Brecht, Benjamin y Lukács, a Erich Auerbach, Szondi y Vernant. También ha hecho análisis de las obras y de la vida de los rusos Tiniánov, Sklovski o Bajtin y ha hecho ensayos sobre su propia obra. Más frases y pensamientos de Ricardo Piglia:
“No es cierto, entonces, que el dinero corrompa; son la corrupción y la muerte las que han producido al dinero y lo han erigido en el Rey de los hombres. Su carácter arbitrario, ficticio, el hecho de ser el signo abstracto que asegura la posesión de cualquier objeto que uno pueda desear, esa lógica universal de los equivalentes que en el dinero se encarna, es lo que ha obligado a la razón a adaptarse a un esfuerzo de abstracción que está en el origen mismo de la capacidad de razonar, en el origen mismo del logos”.
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Ricardo Piglia luego de estudiar y trabajhar en la Argentina, su país de origen, viajó a los Estados Unidos en donde fue docente de varias universidades en las cátedras de historia. Algunas de ellas fueron nada menos que las de Princenton y Harvard en las que fue profesor durante 15 años. En el año 2011 decidió volver a su país y allí empezó uno de sus más mentados libros que se llamó El camino de Ida, novela que publicó els ello Anagrama en el año 2013. Más frases de Ricardo Piglia:
“¿Te acordás Gaucho? Vivís en la cabeza, te metés ahí, te hacés otra vida, adentro de la sabiola, vas, venís, en la mente, como si tuvieras una pantalla, una tele personal, la metés en el canal tuyo y te proyectás la vida que podrías estar viviendo o ¿No es así hermanito? , te hacen de goma, te metés para adentro y viajás, con un poco de droga que consigas, chau, estás en otra, te tomás un taxi, bajas en la esquina de la casa de tu vieja...”.
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Cuando regresó a la Argentina en el año 2003, Ricardo Piglia realizó su propio programa de televisión. Se trataba de una mini entrega de cuatro capítulos en los que el escritor hablaba sobre otro grande la la literatura argentina que fue Jorge Luis Borges. También compuso una ópera llamada La ciudad ausente junto al músico Gerardo Gerardini, la cual fue estrenada en el teatro Colón, en Buenos Aires, el cual es uno de los teatros más importantes de Latinoamérica. Más frases y pensamientos de Ricardo Piglia:
“La narración, en general, establece en la experiencia caótica y confusa que tenemos de la vida la sensación de una linealidad, de una causalidad. Uno podría tomar esa metáfora para decir que la política estatal establece ese tipo de tradiciones de organizar un sistema de causalidades y que también podría encontrarse eso en el discurso periodístico”.
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Ricardo Piglia también ha dirigido numerosas e importantes antologías entre las que se encuentran Crímenes perfectos y La fieras, las cuales son obras que pertenecen al género policial, uno de sus favoritos. Es un escritor muy traducido y codiciado por el público lector francés, italiano, alemán y portugués. Otras de sus frases dicen:
"Hay alguien que intercepta esos mensajes que vienen a mí. Un técnico", dijo, "un hombre llamado Arocena. Francisco José Arocena. Lee cartas. Igual que yo. Lee cartas que no le están dirigidas. Trata, como yo, de descifrarlas. Trata", dijo, "como yo de descifrar el mensaje secreto de la historia".
“Hay pocas ideas en las Universidades (hay pocas ideas en todos lados, Wittgenstein tuvo dos en toda su vida) pero todos creen que eso que piensan es una idea. Ideas pocas, hipótesis originales escasísimas, oro fino; el robo es el fantasma que recorre las universidades europeas (y no solo europeas)”.
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Además de narrador, Ricardo Piglia ha escrito numerosos guiones de cine, entre ellos de las películas Corazón iluminado, aparecida por primera vez en el año 1996, y la cual dirigió Héctor Babenco. Otra de las películas que escribió fue La sonámbula, recuerdos del futuro, estrenada en el año 1998 y con dirección de Fernando Spiner; El astillero, aparecida en el año 2000 y dirigida por David Lipszyc, la cual se basó en la novela del mismo nombre de Juan Carlos Onetti. Otro de los grandes guiones escritos por Ricxardo Piglia fue Plata quemada, cuyo libro homónimo tuvo también gran repercusión, aunque en el cine fue todo un éxito en el año 2000 y dirigida por Marcelo Piñeyro. Más frases del escritor argentino:
“Después del descubrimiento de Amércia no ha pasado nada en estos lares que merezca la más mínima atención. Nacimientos, necrológicas y desfiles militares: eso es todo. La historia argentina es el monólogo alucinado, interminable, del sargento Cabral en el momento de su muerte, transcrito por Roberto Arlt”.
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La lista de las publicaciones de Ricardo Piglia es extensa ya que cuenta con numerosos libros de cuentos, ensayos y novelas. Algunas de sus obras son Tierna es la noche; Tarde de amor; La pared; Una luz que se iba que ganó el primer premio en el concurso de la revista Bibliograma en el año 1963; Desde el terraplén; La honda; En el calabozo; Mata Hari 55; y Las actas del juicio. La invasión, cuentos, Editorial J. Álvarez, Buenos Aires, 1967. Este libro es Jaulario modificado y ampliado; así, contiene el cuento Mi amigo, no incluido en el libro cubano, e introduce modificaciones en algunos relatos, como los importantes en Una luz que se iba, cuento que sí se incluía en Jaulario. Más del pensamiento de Ricardo Piglia:
“El arte de narrar es el arte de la percepción errada y de la distorsión. El relato avanza siguiendo un plan férreo e incomprensible y recién al final surge en el horizonte la visión de una realidad desconocida: el final hace ver un sentido secreto que estaba cifrado y como ausente en la sucesión clara de los hechos”.
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Otros de los libros de Ricardo Piglia son Tarde de amor; La pared; Una luz que se iba; En el terraplén; La honda; Mata Hari 55; Las actas del juicio; Mi amigo, que ganó el primer premio en el concurso de la revista El Escarabajo de Oro, en el año 1962); La invasión y Tierna es la noche. Además, publicó libros de cuentos entre los que est´n Nombre falso, que contenía cinco relatos: Las actas del juicio; Mata Hari 55; El laucha Benítez cantaba boleros; La caja de vidrio y El precio del amor. Otra de sus novelas fue Respiración artificial, publicada en el año 1980 en Buenos Aires. Más de sus frases y pensamientos para compartir en este foro:
“Escribir una carta es enviar un mensaje al futuro; hablar desde el presente con un destinatario que no está ahí, del que no se sabe cómo ha de estar (en qué ánimo, con quién) mientras le escribimos y, sobre todo, después: al leernos. La correspondencia es la forma utópica de la conversación porque anula el presente y hace del futuro el único lugar posible del diálogo”.
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En el año 1988 Rcardo Pigñia publica en Buenos Aires, a través de Editorial Sudamericana, su novela Prisión perpetua. Ese mismo año también editó Encuentro en Saint-Nazaire. Cuando la publicó en España Piglia le agregó dos relatos más que se llamaron El fin del viaje y La loca, y el relato del crimen. En las cuatro figura Emilio Renzi, el personaje que adoptó el papel de narrador de Respiración artificial. Su otra novela, llamada La ciudad ausente, también fue publicada por Sudamericana en Buenos Aires en el año 1992. Más frases y pensamientos de Ricardo Piglia, un excelente narrador y maestro académico:
“El autoengaño es una forma perfecta. No es un error, no se debe confundir con una equivocación involuntaria. Se trata de una construcción deliberada, que está pensada para engañar al mismo que la construye. Es una forma pura, quizá la más pura de las formas que existen".
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Ricardo Piglia es un gran maestro académico, como también un excelso autor de análisis teóricos y ensayos sobre obras de grandes escritores. Ha estudiado sobre la vida y los relatos y poemas del gran Jorge Luis Borges o Roberto Arlt, entre otros escritores de renombre. Algunas de sus frases son:
"Hay alguien que intercepta esos mensajes que vienen a mí. Un técnico", dijo, "un hombre llamado Arocena. Francisco José Arocena. Lee cartas. Igual que yo. Lee cartas que no le están dirigidas. Trata, como yo, de descifrarlas. Trata", dijo, "como yo de descifrar el mensaje secreto de la historia".
“Hay pocas ideas en las Universidades (hay pocas ideas en todos lados, Wittgenstein tuvo dos en toda su vida) pero todos creen que eso que piensan es una idea. Ideas pocas, hipótesis originales escasísimas, oro fino; el robo es el fantasma que recorre las universidades europeas (y no solo europeas)”.
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Este escritor argentino que es Ricardo Piglia es considerado un maestro y referente para los escritores jóvenes del siglo XXI. HA escrito una serie de recomendaciones de cómo escribir un cuento, que muchos autores que se inician en la literatura la han tomado de referencia para realizar sus escritor. Más del pensamiento de Ricardo Piglia:
“Después del descubrimiento de Amércia no ha pasado nada en estos lares que merezca la más mínima atención. Nacimientos, necrológicas y desfiles militares: eso es todo. La historia argentina es el monólogo alucinado, interminable, del sargento Cabral en el momento de su muerte, transcrito por Roberto Arlt”.
“El arte de narrar es el arte de la percepción errada y de la distorsión. El relato avanza siguiendo un plan férreo e incomprensible y recién al final surge en el horizonte la visión de una realidad desconocida: el final hace ver un sentido secreto que estaba cifrado y como ausente en la sucesión clara de los hechos”.
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La narrativa, tanto sea cuento, ensayo o novela son las especialidades en la que ha desarrollado su obra el escritor Ricardo Piglia. Cuenta, por tanto, con muchos trabajos aleatorios y de análisis sobre su propia obra, como también de otros autores. Es probable que sea uno de los elegidos por la academia sueca en algún momento para ser distinguido con el Premio Nóbel de Literatura. Al menos, es mi humilde opinión tras haber leído bastante de sus libros. Otras de sus frases sobre narración dicen:
“La narración, en general, establece en la experiencia caótica y confusa que tenemos de la vida la sensación de una linealidad, de una causalidad. Uno podría tomar esa metáfora para decir que la política estatal establece ese tipo de tradiciones de organizar un sistema de causalidades y que también podría encontrarse eso en el discurso periodístico”.
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Otro de los géneros que analizó y en algunas ocasiones desarrolló Ricardo Piglia son las epístolas. Ha introducido cartas en sus novelas con una maestría indiscutida. También ha escrito sus diarios, como en el caso de la obra Prisión perpetua, en donde parte de las líneas que comenzó a escribir de adolescente sobre su vida y es una especie de autobiografía, con algo de drama, intriga y muy cercano al policial, estilo que lo caracteriza en la mayoría de las novelas. Más de sus frases y pensamientos:
“Escribir una carta es enviar un mensaje al futuro; hablar desde el presente con un destinatario que no está ahí, del que no se sabe cómo ha de estar (en qué ánimo, con quién) mientras le escribimos y, sobre todo, después: al leernos. La correspondencia es la forma utópica de la conversación porque anula el presente y hace del futuro el único lugar posible del diálogo”.
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El argentino Ricardo Piglia tuvo que travesar momentos muy duros en su vida personal siendo adolescente, cuando su padre, que era un médico muy reconocido de la localidad de Adrogué, en Buenos Aires, debió escapar con su familia a la ciudad de mar del Plata perseguido por las fuerzas de la Revolución Libertadora que derrocó al gobierno de Juan Domingo Perón en el año 1955. Ese fue un hecho que lo marcó profundamente al ver a sus padres alejados de todo aquello que habían forjado en su ciudad natal con mucho esfuerzo. Otras de sus frases sobre el engaño y el autoengaño dice:
“El autoengaño es una forma perfecta. No es un error, no se debe confundir con una equivocación involuntaria. Se trata de una construcción deliberada, que está pensada para engañar al mismo que la construye. Es una forma pura, quizá la más pura de las formas que existen"
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Ricardo Piglia siempre ha llevado una vida metódica y acorde con su lógica como persona como escritor. Está siempre alejado de los comentarios que puedan dañar a otros escritores y ayuda a aquellos que recién comienzan a escribir sus libros. Las notas que suele dar a la prensa escrita, en especial para las revistas de literatura, son de gran altura y dejan muchas enseñanzas. Otras de sus frases dice:
“(...) Aprendí a guardarme el odio adentro, terrible la vena, como un fuego, el odio es lo que te mantiene vivo, te pasás la noche sin poder dormir, en la jaula, mirando la lamparita en el techo, que titila, débil, medio amarilla, prendida las veinticuatro horas para que te puedan espiar, para obligarte a tener las manos fuera de las cobijas y que no te hagas la muñeca, pasa un valerio y levanta la mirilla y te ve ahí, despierto, pensando. Aprendés sobre todo a pensar cuando estás en la gayola, un preso es por definición un tipo que se pasa el día pensando”.