“¿Qué me importa la opinión de la gente, si desde el primero hasta el último son más viles que yo?”

“Si estuviera seguro de que todo el mundo me había de recibir como a un ser simpático y razonable, ¡Dios mío, qué bueno sería!”

“no se entregue a la bebida ni a las intemperancias del lenguaje; no se deje llevar de la sensualidad y menos del amor al dinero; cierre sus tabernas, por los menos dos o tres si no puede cerrarlas todas. Y, sobre todo, no mienta”

“El que se miente a sí mismo y escucha sus propias mentiras, llega a no saber lo que hay de verdad en él ni en torno de él, o sea que pierde el respeto a sí mismo y a los demás. Al no respetar a nadie, deja de querer, y para distraer el tedio que produce la falta de cariño y ocuparse en algo, se entrega a las pasiones y a los placeres más bajos”