Frases y fragmentos de Juan L Ortiz

Juan L Ortiz fue un poeta entrerriano que sintió, escribió y vivió su vida de la manera más poética ya que represento, en sus obras poéticas, los dramas de su época. Fue un poeta con todas las letras y su voz, aún hoy, resuenan en el tiempo.
A raíz de ello me propongo y les propongo recorrer algunos de los fragmentos más significativos de su poesía de Juan L Ortiz para que entre todos disfrutemos de un poco de poesía.

“Y no busca nunca, no, ella... Espera, espera toda desnuda, con la lámpara en la mano, en el centro mismo de la noche...”

“Deja las letras y deja la ciudad... Vamos a buscar, amigo, a la virgen del aire... Yo sé que nos espera tras de aquellas colinas en la azucena del azul... Yo quiero ser, amigo, uno, el más mínimo, de sus sentimientos de cristal... o mejor, uno, el más”

A lo largo de su vida el gran poeta Juan L Ortiz ha publicado alrededor de diez obras poéticas. Cada una de ellas ha sido realizada con la más sensible y clara melodía. Solo poetas como Juan L son capaces de recrear la guerra, el hambre, la destrucción, la muerte y el dolor aunque también la alegría y la felicidad de la manera más bella, armónica y sensible posible.

“No olvidéis que la poesía, si la pura sensitiva o la ineludible sensitiva, es asimismo, o acaso sobre todo, la intemperie sin fin, cruzada o crucificada, si queréis, por los llamados sin fin y tendida humildemente, humildemente, para el invento del amor…”

“El corazón dice: criaturas terrestres, la vida es gloriosa, alzaos hasta el fuego armonioso como hasta la sangre del éxtasis para que todos seáis como simientes ardiendo para las cosechas sucesivas de la luz común que encenderá hasta la sombra…”

Hasta hace algunos años nadie, o mejor dicho, muy pocos conocían la poesía de Juan L Ortiz. En las tardes de Gualeguay, la ciudad en la que vivía Juan L, los poetas y escritores más reconocidos del momento como Saer se reunían en su casa y hablaban de poesía.
Se ha tardado mucho en poder reunir la obra completa de Juan L Ortiz. Pero por suerte se ha logrado completar su corpus poético y sus ensayos en una hermosa edición realizada y publicada por la Universidad Nacional del Litoral en el año 1996. Durante muchos años se ha trabajado en la obra completa de Juan L y de alguna forma se lo ha rescatado del olvido. Porque hasta ese momento, como dije anteriormente, muy pocos lectores conocían la poesía de Juan L. Gracias a la reconstrucción de su poesía por la Universidad del Litoral todos pueden conocer y disfrutar de los versos y de los ensayos del poeta.

“A la orilla del río dos soledades puras confundidas sobre una isla efímera de amor desesperado…”
La poesía de Juan L está inspirada, como bien señalé, en la armonía aunque también en el ritmo, en la naturaleza y en los cambios que sufre la tierra. El poeta ha asumido esa tarea a lo largo de su vida, a situarse en un lugar fundamental como testigo de todo lo que sucede y poder narrarlo, contarlo, de una manera poética.
La naturaleza y sobre todo el río fueron las influencias en su poesía. El río fue la imagen en la que el poeta vio el fluir y sintió como las aguas invadían su poesía y construían una imagen digna de ser mostrada. Cada una de las imágenes en la poesía de Ortiz muestra, precisamente, una historia, un acontecimiento. No son simples imágenes poéticas sino que llevan en su contexto oculto un acontecimiento ya sea natural o político.

En una entrevista realizada por la poeta Juana Bignozzi, el escritor Juan L Ortiz dio una cátedra poética y habló, entre otras cosas, de la forma en la que construyó su poesía. Por ello es que a continuación comparto sus mejores fragmentos para entender mejor la forma en la que se construye la poesía de éste autor.

—En toda su poesía ha habido siempre una preeminencia del paisaje, aun en los matices que usted le señala.

-Sí, porque no veo en el paisaje, como Sartre dijo muy bien, solamente paisaje. Veo, o lo trato de ver, o lo siento así, todas las dimensiones de lo que trasciende o de lo que diríamos así, lo abisma. Es decir, la vida secreta por un lado y la vida no sólo con las criaturas que lo habitan o lo componen sino con las otras cosas con lo que está relacionado no solamente en el sentido de las sensaciones, diríamos.

En un momento de la entrevista la escritora le pregunta por el valor de la palabra:
-Debido a su formación es evidente que para usted la palabra tiene un valor independiente.

-Sí, pero en una forma relativa a pesar de sentir tanto la individualidad de la palabra, no la siento como absoluto, como en el simbolismo por ejemplo, forma independiente o destacada. Sin dejar de sentir lo que llamaríamos la virtualidad de la palabra porque me he formado en eso y no pude evitarlo. La virtualidad no solamente significativa sino musical, la totalidad de la palabra. No olvide usted el soneto de las vocales de Rimbaud. Por eso también tuve cierta curiosidad por el letrismo. Últimamente he visto en Poesie vivante una revisión del letrismo en el sentido en que significó poner un poco el acento sobre la letra como posibilidad poética y musical y también significativa.

—¿Por qué esa diagramación de sus poemas?

-Porque sigo una línea ondulante, una línea como la del crecimiento...

Por último ya he dicho que el río y la naturaleza eran las influencias de la poesía del autor, a ellas me gustaría agregar “la música” la melodía perfecta con la que el escritor construye su obra. Sobre la melodía perfecta para crear poesía. En palabras del autor:

-Es muy cuidadoso de esa música...

(…) Eso que siento tanto, lo he sentido sin querer, de modo que ahora todo tiene un tipo de rima seguida, de línea a línea, y alternando lo que podríamos llamar medidas. Es decir, lo que en música podría llamarse el compás o el acento marcado, en la métrica se da por la influencia de los italianos más que por propia necesidad rítmica de la lengua castellana. Aparte, esa necesidad podríamos decir melódica, es para aligerar, quitar gravedad a los finales, lo que no quiere decir que en un momento no tenga en cuenta nada. Fuera de ese algo de conciencia que hay en la transcripción, como dirían los surrealistas, en la elaboración, no tengo ningún prejuicio.

La poesía de Juan L. Ortíz es una de las más bellas que se ha dado en los poetas del interior de la Argentina. Este autor, tan sensible y quizás que ha trascendido muy poco en comparación con otros autores de su época, ha sido artífice de versos inolvidables. La característica esencial de la obra de Juan L. Ortíz, fue, como bien se ha dicho, su contacto con la naturaleza y con el río que bañaba las costas de su ciudad natal.

Siempre la naturaleza, el mundo del campo y las aguas estuvieron presentes en casi todas su obras. Me gustaría, entonces, compartir algunos de sus versos:

“Los ángeles bailan entre la hierba.
Ondula un frío que relampaguea
y que cortaría la tarde.
La tarde dura como un diamante
que desvalora de pronto una nube efímera.

Los ángeles de Cocteau sentados en las cornisas
miraban caer la tarde con ojos violetas.

Es dura la vida. La vida es triste.
Como un mar la muerte viene del sur y anda en el sol.

Los ángeles bailan entre la hierba
y sonríen con una sonrisa filosa,
un poco lúgubre ¿cierto?
Sí, lúgubre, y breve”.