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El primer trabajo que tuvo Charles Bokowsky fue en el correo, entregando cartas. Mientras lo hacía publicaba sus primeras publicaciones como colaborador en distintos diarios y revistas. Aunque estuvo casi diez años sin escribir tras desilusionarse luego de que apareciera uno de sus relatos cortos publicados, el cual no gustó demasiado a los lectores. Otras de sus frases fueron:
“He recibido muchas cartas de gente que afirma que mi escritura le ha salvado el pellejo. Pero yo no la escribí para eso, la escribí para salvar mi propio pellejo. Eso es lo primero que debe hacer la escritura. Si lo hace, entonces será automáticamente jugosa, entretenida”.
“Sólo existe un juez definitivo de la escritura, y es el escritor. Puedo asegurar que aunque el dolor no crea la escritura sino que la crea el escritor, cuanto más viejo es un escritor, mejor debería escribir; ha visto más, sufrido más, perdido más, está más cerca de la muerte. Esta última es la mayor ventaja”.
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Uno de los temas que aquejó siempre a Charles Bokowsky fue el suicidio, mas no la muerte, tal cual lo ha dicho en muchas entrevistas. El era más bien sarcástico y alegre, pero sin embargo estaba atormentado por la palabra suicidio. Incluso, muchos de sus relatos tiene esta perspectiva negra, aunque no temía hablar de ello. Sobre el tema de la muerte y el fantasma del suicidio dijo:
“Hay algo en mí que no puedo controlar. No puedo cruzar un puente con el coche sin pensar en el suicidio”.
“Nunca puedo contemplar un lago o un océano sin pensar en el suicidio. Bueno, tampoco le doy demasiadas vueltas. Pero se me aparece de repente en la cabeza: SUICIDIO. En cambio la muerte tenía muy poco significado para mí. Era la última broma de una serie de bromas pesadas”.
“Es que el conocimiento es, si no se aplica, peor que la ignorancia”.
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En el año 1964 Charles Bokowsky dejó la oficina de correo para dedicarse definitivamente a la escritura, ya que lo único que deseaba era escribir. Algunas de sus frases son:
“Tengo dos opciones, permanecer en la oficina de correos y volverme loco… o quedarme fuera y jugar a ser escritor y morirme de hambre. He decidido morir de hambre”.
“Yo no era un hombre que pensara, yo me movía por lo que sentía y mis sentimientos se dirigían a los lisiados, a los torturados, a los condenados y a los perdidos, no por compasión sino por camaradería, porque yo era uno de ellos, y también trabajé por sueldos de miseria mientras un pez gordo violaba vírgenes de catorce años en Beverly Hills. Como ellos, yo estaba perdido, confuso, era indecente, miserable, miedoso y cobarde; injusto, y amigable sólo a ráfagas, y aunque estuviera jodido, sabía que eso no me ayudaba, no me curaba, sólo reafirmaba mis sentimientos”.
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Otras de las frases de Charles Bukowsky fueron:
“Un intelectual es un hombre que dice una cosa simple de un modo complicado; un artista es un hombre que dice una cosa complicada de un modo simple. Yo me considero un artista. Aunque lo soy muy raras veces. La mayor parte del tiempo no soy nada”.
“A veces la locura se hace tan real que deja de serlo”.
“Cada hombre está clavado en su cruz especial. Y el momento de buscar trabajo atravesaba con pedos y eructos mi loco horizonte”.
“Iba a los hipódromos para intentar escapar de la fábrica, de la oficina de correos de los Estados Unidos. Iba allí buscando una oportunidad en la vida”.
“He intentado alejarme del hipódromo, pero me pongo muy nervioso y me deprimo, y esa noche no tengo savia que infundir a la máquina de escribir”.
“La humanidad hiede, y supongo que sacar mi culo de aquí me obliga a mirar a la Humanidad. Es sencillamente demasiado, un continuo espectáculo de los horrores. Me aterroriza”.
“Pero también soy, hasta ahora, una especie de estudioso. Un estudioso del infierno”.