Una de las grandes pasiones del escritor argentino Osvaldo Soriano era el fútbol. Le gustaba relatar las crónicas de los partidos y era hincha fanático del club San Lorenzo de Almagro, igual que el papa Francisco I. Sus relatos sobre los partidos del mundial de fútbol de Estados Unidos en 1994 fueron memorables, tan excelentes y brillantes notas que bien podrían ser consideradas cuentos en vez de semblanzas de disputas deportivas. Sobre el fútbol, Soriano dijo:
“Me gusta fundamentalmente el fútbol. Y en segundo lugar, el boxeo. Un día me preguntaron: “¿Vos sabés quién juega en Lanús?”. Les dije que sí, y allí volví de nuevo a ganarme el mango desde abajo. Todavía conservo ese vicio. Me sé de memoria todos los pases, es como un juego infantil, la idea de que no me sorprendan en un concurso de preguntas y respuestas. Si mañana sacaran un buen diario o una revista de deportes que valiera la pena, seguramente me gustaría escribir allí”.
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