Frases de Hemingway

Qué decir de este gran escritor, nobel de literatura que escribió novelas como “EL viejo y el mar”, “París era una fiesta” o “Por quién doblan las campanas”.
Decidió vivir en Cuba para pasar los últimos años de su vida, y fue cuando escribió: “La revolución no es un opio, es una purga, un éxtasis que sólo prolonga la tiranía. Los opios son para antes o después”.

Sufría por las guerras en el mundo y por la discriminación de las minorías, por eso dijo: “Los ojos que han contemplado Auschwitz e Hiroshima nunca podrán contemplar a Dios”.

Se caracterizaba por sus diálogos concretos y un lenguaje sencillo pero certero, y afirmaba sobre el oficio del literato: “Para un auténtico escritor, cada libro debería ser un nuevo comienzo en el que él intenta algo que está más allá de su alcance”.

Sufría en silencio su propia existencia, y dijo: “El secreto de la sabiduría, el poder y el conocimiento es la humildad”.

Ernest Hemingway amaba a su mujer y era considerado uno de los más grandes escritores contemporáneos, con resonancia a nivel mundial, sin embargo se quitó la vida disparándose con una escopeta. En sus últimos años de vida escribió una novela que nunca terminó, pero dejó un legado de frases muy profundas:

“La gente buena, si se piensa un poco en ello, ha sido siempre gente alegre”.

“Conocer a un hombre y saber lo que tiene en la cabeza son asuntos distintos”.


“La papelera es el primer mueble en el estudio del escritor”.

Muchos nos preguntamos cómo fue que Hemingway tomo la decisión de matarse, cuando decía cosas como éstas:

“El vino es la cosa más civilizada del mundo”.

“El hombre no está hecho para la derrota. Un hombre puede ser destruído, pero no derrotado”.

“El hombre que ha empezado a vivir más seriamente por dentro, empieza a vivir más sencillamente por fuera”.

Ernest Hemingway fue un ran escritor, realmente, aunque a decir verdad, sus cuentos me provocan bastante angustia porque siempre terminan mal: sus protagonistas mueren, indefectiblemente. O ay una muerte más que seguro. Siempre fue esa particularidad lo que caracterizó al escritor estadounidense. Quiero compartir su pensamiento sobre la escritura:

“Uno escribe hasta llegar a un lugar en el que todavía le queda resto y sabe lo que ocurrirá a continuación, y allí uno se interrumpe y trata de vivir hasta el día siguiente para volver a seguir con eso. Uno ha empezado, digamos, a la seis de la mañana. Y puede seguir hasta el mediodía o dejar antes”.

“Cuando uno se detiene está vacío, y al mismo tiempo no vacío sino llenándose como cuando ha hecho el amor con alguien a quien ama. Nada puede dañarlo, nada puede ocurrir, nada significa nada hasta el día siguiente, cuando uno vuelve al trabajo”.

Aquí hay más frases de Ernest Hemingway en donde describe algunas de sus experiencias en la manera de escribir:

“Lo difícil es la espera hasta el día siguiente”.

“Cuando trabajo en un libro o en un relato escribo cada mañana, en cuanto haya luz. A esa hora nadie molesta y está fresco o frío, y uno se pone a trabajar y se caldea a medida que escribe”.

“Uno lee lo que ha escrito, y como siempre se interrumpe cuando sabe qué es lo que va a ocurrir a continuación. Uno sigue a partir de ese punto”.

“Todos los días reescribo hasta el punto en que dejé el día anterior. Cundo todo está terminado, naturalmente lo reviso. Así se tiene otra oportunidad de corregir y reescribir cuando otra persona lo mecanografía, y uno ve el material más prolijo. La última oportunidad son las pruebas. Uno agradece todas esas chances”.

Sobre algunas de sus novelas Ernest Hemingway tiene algunas anécdotas muy interesantes, como es que reescribió muchas veces sus finales. He aquí más frases del premio Nobel de literatura:

“Reescribí el final de Adiós a las armas, la última página, treinta y nueve veces antes de quedar satisfecho”.

“El Ambos Mundos de La Habana era un muy buen lugar para trabajar. Esta finca es un lugar espléndido, o lo fue. Pero siempre he trabajado bien en todas partes. Quiero decir que he podido trabajar tan bien como puedo en distintas circunstancias. El teléfono y los visitantes son los que destruyen el trabajo”.

“Uno puede trabajar en cualquier momento si la gente lo deja tranquilo y nadie interrumpe. O más bien, si uno puede ser despiadado con los demás”.

“Pero la mejor escritura se produce, por cierto, cuando uno está enamorado. Si a usted le da lo mismo, prefiero no explayarme sobre el tema”.

Ernest Hemingay decía que no escribía a máquina sino con lápiz de grafito, lo que presupone un gasto extra de tiempo, ya que lo hacía de esa forma de manera muy lenta. Siempre tuvo un temperamento especial y era bastante austero en sus entrevistas, sin embargo hay cosas que dijo que son muy interesantes:

“Gastar la punta de siete lápices número 2 es un buen día de trabajo”.

“Si llega temprano en la vida y uno ama la vida tanto como el trabajo, hace falta mucho carácter para resistir las tentaciones”.

“Una vez que la escritura se ha convertido en el mayor vicio de uno, en el mayor placer, sólo la muerte puede interrumpirla”.

“La seguridad económica es entonces una gran ayuda, ya que evita preocupaciones. Las preocupaciones destruyen la capacidad de escribir”.

“En compañía de gente del mismo oficio, uno habitualmente habla de los libros de otros escritores”.

Uno de los escritores a quien Ernest Hemingway más admiraba fue James Joyce. Sobre él habla de la siguiente manera:

“Cuanto mejor sea un escritor, tanto menos hablará de lo que él mismo ha escrito. Joyce era un escritor muy grande y sólo les explicaba lo que estaba haciendo a los tontos”.

“Los escritores que él verdaderamente respetaba supuestamente eran capaces de darse cuenta de lo que él estaba haciendo, simplemente leyéndolo”.

“Cuanto más lejos va uno con la escritura, tanto más solo está. Casi todos los viejos amigos, los mejores, mueren. Otros se alejan. Uno no los ve más que raramente, pero uno escribe y tiene con ellos casi el mismo contacto que tenía cuando se encontraba con ellos en el café, en los viejos tiempos”.

“Uno está más solo porque así es como debe trabajar y el tiempo para trabajar se acorta todo el tiempo y si uno lo malgasta siente que ha cometido un pecado para el cual no hay perdón”.

Otras de las frases de del estadounidense y premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway fueron:
“Podría decir que lo que los amateurs llaman un estilo suele ser tan sólo la inevitable torpeza de alguien que intenta por primera vez hacer algo que no se ha hecho antes”.

“Al principio la gente sólo ve la torpeza. Después la torpeza ya no es tan perceptible. Cuando aparece, la gente piensa que esas muestras de torpeza son el estilo y muchos las copian. Eso es lamentable”.

“Toda la gente de mi edad ya había escrito una novela, y yo todavía tenía dificultades para escribir un párrafo. Así que empecé el libro el día de mi cumpleaños, lo escribí durante la feria, a la mañana, en la cama, y fui a Madrid y seguí escribiéndolo allí”.

“Cuando me resulta difícil escribir, los leo para levantarme el ánimo, y después recuerdo que siempre me resultó difícil y a veces casi imposible”.

Ernest Hemingway tuvo una muerte horrible, ya que hasta el día de hoy no se sabe si se suicidó o si se disparó por accidente la escopeta que usaba para cazar. Muchos creen que por culpa de su adicción al alcohol, limpió el arma cuando estaba borracho y terminó siendo un fatal accidente. He aquí más frases de Hemingway:

“Casi ningún nuevo clásico se parece a otros clásicos previos”.

“Si un escritor deja de observar está terminado. Pero no debe observar conscientemente ni pensar de qué modo algo le será útil”.

“Todo lo que ve se integra a la gran reserva de cosas que sabe o que ha visto”.

“Si de algo sirve saberlo, siempre trato de escribir de acuerdo con el principio del iceberg. Hay nueve décimos bajo el agua por cada parte que se ve de él. Uno puede eliminar cualquier cosa que sepa, y eso sólo fortalecerá el iceberg”.

Hemingway siempre fue muy ácido en sus declaraciones y cuestionó muchos a aquellos que se decían escritores pero sin embargo no loe ran, aunque nunca dio nombres, el premio nobel de literatura solía hablar muy bien de el mismo. Otras de sus frases son:

“Si un escritor omite algo porque no lo sabe, habrá un agujero en su relato”.

“El viejo y el mar podría haber tenido más de mil páginas, y dar cuenta de cada personaje de la aldea y del proceso de cómo vivían, cómo habían nacido, cómo se habían educado, tenido hijos, etcétera. Otros escritores hacen eso de manera excelente. Al escribir, uno está limitado por lo que ya se ha hecho de manera satisfactoria”.

“La suerte en El viejo y el mar fue que tuve un buen hombre y un buen muchacho, y que últimamente los escritores se han olvidado de que todavía existen esas cosas”.

Sobre si valía o no la pena perder tiempo en escribir, Ernest Hemingway dijo:

“Después, el océano: vale tanto la pena escribir sobre el océano como sobre un hombre. Así que también fui afortunado en eso”.

“Cada uno tiene su propia conciencia, y no debería haber reglas para el funcionamiento de la conciencia”.

“De lo único que podemos estar seguros con respecto a un escritor politizado es que, si su obra dura, uno tendrá que pasar por alto la política cuando lo lea”.

“Muchos de los escritores llamados políticamente comprometidos cambian sus ideas políticas frecuentemente. Esto les resulta muy excitante, a ellos y a los reseñistas político-literarios. A veces hasta deben reescribir sus puntos de vista… y apresuradamente”.

“El escritor que carezca de sentido de la justicia y de la injusticia haría mejor en dedicarse a editar el anuario de una escuela de chicos excepcionales en vez de escribir novelas”.

“El don más esencial para un buen escritor es tener un detector de mierda incorporado, a prueba de golpes. Ese es el radar de un escritor. Y todos los grandes escritores lo han tenido”.