En el prólogo de la segunda parte de El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha Miguel de Crevantes Saavedra, al contrario de lo que se puede creer, defiende los agravios que le hace Lope de Vega y se lamenta de las dificultades que tiene este autior para escribir novelas. En la novela se juega con diversos planos de la realidad al incluir, dentro de ella, la edición de la primera parte del Quijote y, posteriormente, la de la apócrifa Segunda parte, que los personajes han leído. Más partes y diálogos de El Quijote:
“Dios te guíe, Sancho, y te gobierne en tu gobierno, y a mí me saque del escrúpulo que me queda que has de dar con toda la ínsula patas arriba, cosa que pudiera yo excusar con descubrir al duque quién eres, diciéndole que toda esa gordura y esa personilla que tienes no es otra cosa que un costal lleno de refranes y de malicias”.
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