Pienso que tal vez una manera para desahogarme sea escribirte, también sé que jamás leerás estás lineas, y que probablemente me estés odiando. Llorar había sido un buen desahogo, hasta que se volvió insuficiente, el dolor sigue fuerte, está empezando a empeorar con el paso de los días. No hay mañana en que despierte, aparezcas en mis pensamientos y mi día se torne gris. Me quedo con el corazón roto y el orgullo hecho andrajos.