El objetivo era, justamente, crear un clima oscuro y tenebrosos haciendo uso de las luces y las sombras desde la parte técnica. Otra de las particularidades del cine expresionista alemán era la simpleza en la actuación, aunque casi siempre estaba dotada de gran dramatismo y creaban climas realmente densos que provocaban miedo.
Uno de los referentes de esta corriente fue el alemán Friedrich Wilhelm Murnau quein tendría su propia empresa de grabación en el año 1919. Uno de sus primeros filmes fue Nosferatu, en 1922 la cual sería realmente un ícono del cine de terror, puesto que es la primera película en al que aparecen vampiros. Otra de las películas a las que dirigió este alemán fue El último, que cuenta vida de un hombre que trabaja como encargado de un hotel cinco estrellas peo recibe una orden de traslado ya que está entrado en años.
Otras de las películas de Murnau fueron Fausto y El triunfo de Moliere en las que aplicaría sus técnicas para lograr ambientes densos y lúgubres.
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