En los últimos dos años de su vida Julio Verne comenzó a escribir un libro a pedido de un agrupación del idioma esperanto que se iba a llamar La impresionante aventura de la misión Barsac, sin embargo, no llegó a terminarlo. En el año 1905 enfermó de diabetes y murió en su casa. Su hijo Michel Verne fue el encarado de supervisar la publicación de sus últimas novelas La invasión del mar y El faro del fin del mundo.
Ahora he seleccionado un fragmento de Cinco semanas en globo, una de las novelas que catapultó a la ama a este gran escritor francés de ciencia ficción, considerado el padre de este género:
"Hacia las ocho de la tarde, el Victoria había avanzado más de doscientas millas en dirección oeste, y los viajeros fueron entonces testigos de un magnífico espectáculo.
Algunos rayos de luna, abriéndose paso por una hendidura de las nubes y deslizándose entre las gotas de lluvia, bañaban las cordilleras del Hombori”.
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