Tema: Abelardo Castillo

Abelardo Castillo es un gran escritor y lo ha demostrado en varias de sus obras.
A continuación comparto la bibliografía completa de éste gran escritor para que se introduzcan a su mundo en el género que más les guste. Ya que el escritor desarrollo su escritura en cuatro géneros determinados: la novela, el cuento, la obra de teatro y el ensayo.
Es muy interesante cuando un escritor le ofrece a su lector una gama de géneros en los que él se sintió cómodo a la hora de escribir, es la verdad muy bueno poder elegir un género que más nos guste para conocer a un escritor. Porque verán que en cada género que lean de Castillo encontrarán su letra, su puño, su palabra.

Novelas
La casa de ceniza, 1968
El que tiene sed, 1985, Primer Premio Municipal
Crónica de un iniciado, 1991, Segundo Premio Nacional
El evangelio según Van Hutten, 1999

Luego de sus grandes novelas se ha desarrollado como cuentista, ensayista y hasta teatrista. He aquí su bibliografía completa en estos otros tres géneros.

Cuentos
Las otras puertas, 1961
Cuentos crueles, 1966
Las panteras y el templo, 1976
El cruce del Aqueronte, 1982
Las maquinarias de la noche, 1992
El espejo que tiembla, 2005
Historia para un tal Gaido

Obras de teatro
El otro Judas, 1961, 1.er. Premio Festival de Teatro de Nancy en 1964.
Israfel, 1964, 1.er. Premio Internacional de la UNESCO
Tres dramas (incluye El otro Judas, A partir de las 7 y Sobre las piedras de Jericó), 1968
Teatro Completo (incluye El otro Judas, A partir de las 7, Israfel, Sobre las piedras de Jericó, El señor Brecht en el Salón Dorado, Salomé), 1995

Ensayos
Discusión crítica a "La 'crisis' del marxismo"
Las palabras y los días
Ser escritor
Desconsideraciones

Abelardo Castillo es uno de mis escritores favoritos, lo que más me gusta de éste excelente autor es su forma de expresarse, su sinceridad en las palabras y el excelente funcionamiento de su prosa literaria.
En una reciente nota, y a raíz del mes del escritor, he leído algo sobre Abelardo Castillo que lo marca más como un gran escritor y es precisamente su forma de escritura. En dicha entrevista el escritor señala que el no escribe cuando está contento sino cuando está triste o mal. En sus palabras: “… La felicidad, por lo menos a mí, me juega en contra. La literatura no se vive, se escribe, la vida se vive. Si estás haciendo el amor no estás pensando el tema para una novela. La vida real es muy difícil de escribir, eso por otra parte lo han dicho todos los escritores: hay que dejar morir el sentimiento para poder rearmarlo en la literatura y darle el sentido que tiene.”

Y continúa su reflexión sobre su forma de escritura de la siguiente manera: “Siempre; en las fotografías de los diarios, cuando hay una gran catástrofe, aparecen chicos que se están riendo, como jugando. Rememorada, esa infancia empieza a ser triste, pero en el momento en que los chicos la estaban viviendo tal vez no era triste, porque está el mayor, el padre o la madre, que suponen que son los que tienen que arreglar todo. Entonces, muchas veces he dicho, ¿qué versión queres que te cuente de mi vida?, ¿la patética o la alegre? Porque podes contar un mismo hecho patéticamente o con alegría, pero es porque lo resignificaste después, el pasado es lo que sentís hoy de lo que es el pasado.”
Es decir, que para Abelardo Castillo hay más interés en las acciones más “tristes”, se podría decir, de la vida que de las felices. Pareciera que es más rico contar algún acontecimiento triste que uno alegre, tiene otra profundidad y eso es verdad.

Abelardo Castillo continúa su entrevista contando sobre sus lectores, sobre lo que buscaba como escritor: “el lector que imaginaba era yo mismo algunos años después. Para saber realmente quién sos, a veces tenes que recurrir a la pregunta de qué hubiera hecho yo a los 20 años. Tenía también la idea de ordenarme a mí mismo, como tal vez se nota en algunos apuntes que hay sobre Nietzsche o sobre Unamuno. La idea de la publicación es muy tardía, hará 3 o 4 años que Sylvia me convenció, y algunos alumnos míos, a los que yo leía fragmentos del diario, para decirles que los problemas que ellos tenían en la literatura los tenía todo el mundo.”
En sus palabras se puede apreciar el conocimiento que tiene un escritor sobre el “ser lector”, sobre lo que le interesa y también es interesante el rol que jugó y juega su mujer a la hora de publicar o, así mismo, escribir.

Sobre el reconocimiento como escritor, Abelardo Castillo sostiene: “No me reconozco con facilidad a veces, porque no puedo saber exactamente cómo era. Por ejemplo, sé que hay páginas que fueron escritas en estado de ebriedad. La otra vez Sylvia me dice ‘tenés una descripción tan linda de una ardilla en el diario’ y le dije no, no era una ardilla, es una chica. Y hay otras cosas que están contadas como ficciones, en tercera persona y son totalmente personales. Es un yo que ya fue, esto suele ocurrir a veces.”
Y sobre su relación con el alcohol dijo: “Sí y tomé durante 13 años y tomé muchísimo. Lo que pasa es que, primero, no aceptaba ser alcohólico, como todos los alcohólicos; segundo, que como podía escribir normalmente, no iba a poner ‘estoy escribiendo borracho’. Para saber algo acerca de mi alcoholismo, lo más probable es que tengas que ir a El que tiene sed donde hay cosas inventadas, omitidas incluso, pero que dan mucho mejor la medida.”

La relación de los escritores con el alcohol viene desde hace siglos y a raíz de ello sostuvo que: “… Yo me acuerdo de haberle dicho a Sylvia y a Lelia, que es otra de las protagonistas del diario, ya de la época de mi alcoholismo, ‘decime qué hice anoche, pero decímelo con bondad’. Tenía un vacío horrible porque sabía que había hecho algo, pero en realidad tampoco quería que me dijeran, ‘hiciste tal cosa, tal otra’.
La entrevista se hace más y más interesante cuando da cuenta de la argentinidad que tienen sus escritos “Agregaría la obra de Marechal, la de Borges, la de Cortázar. Y ciertas obras de Mujica Láinez, como La casa, que es una obra muy nacional. Expresa una manera de ser de una clase, explica la decadencia del patriciado como no lo hizo ningún escritor. En La casa hay un testimonio feroz de Mujica Láinez en contra de su propia clase. Bueno, eso es autenticidad.”

Abelardo Castillo contó sobre su relación con otro gran escritor argentino David Viñas, una relación que marcó su escritura. Dijo: “…hay un problema que es de la izquierda argentina, creo que se lo digo a Viñas en la carta que está en el diario también, que para un izquierdista en Argentina, no hay nada peor que otro izquierdista. ¿Te acordas de que Perón decía para un peronista nada mejor que otro peronista? Bueno, para un izquierdista no hay nada peor que otro izquierdista.
Se especializaba en hacer enojar a la gente. Él contestó un reportaje, yo hice objeciones a ese reportaje y la cita que yo ponía ahí, en mis objeciones, era de Álvaro Yunque, decía: “No confundir hombre fuerte con hombre gordo”. David le tenía una especie de tirria a la gordura, tenía miedo de que le dijeran gordo. David se manejaba a las trompadas con la literatura en esa época.”