En la etapa en que se volcó al oscurantismo, él mismo dejó asentado en su autobiografía:
«Me imagino que ellos no son casos raros. De todos modos, el punto está aquí que baje lo suficiente como para descubrir al diablo y, aún de algún débil modo, de reconocer al diablo”.
Así, también dijo que durante ese tiempo se sintió muy complacido en creer en el demonio y en los malos espíritus e imagino que le ha servido para relatar algunas de sus historias y además dijo que él era una de las pocas personas que creía en el diablo.
Más tarde, ingresó a la universidad aunque no llegó a recibirse y comenzó a trabajar como periodista, como colaborador en diferentes periódicos y revistas. Luego, se convirtió al catolicismo en el año 1922. Acerca de su cambio de religiones y creencias dijo:
“Siempre antes de romper un muro, hay que preguntarse por qué lo han construido en primer lugar”.
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