Delmira Agustini

Delmira Agustini ha sido una de las poetas más relevantes de habla hispana. Aunque su vida fue muy corta, ya que nación en eñ año 1886 y murió en 1814, ha dejado un importante lagado de obras poética que marcó tendencias entre las generaciones siguientes.

La poetiza nació en Uruguay, en la ciudad de Montevideo. Su obra recibió la admiración del mismo Rubén Darío. Agustini desarrolló temas que eran considerados tabúes en su tiempo y más aun cuando eran abordados por una mujer como el erotismo femenino o el deseo, lo que causó un impacto social muy grande entre sus colegas.

Algunos versos de su autoría dicen así:

“Lo soñé impetuoso, formidable y ardiente;
hablaba el impreciso lenguaje del torrente;
era un mar desbordado de locura y de fuego,
rodando por la vida como un eterno riego.
Luego soñélo triste, como un gran sol poniente
que dobla ante la noche la cabeza de fuego;
después rió, y en su boca tan tierna como un ruego,
soñaba sus cristales el alma de la fuente”.

La muerte de Delmira Agustini no sólo que fue temprana sino que estuvo teñida de tragedia, ya que su marido la asesinó y ese hecho fatal, tal vez hizo de esta poetiza todo un mito. Sus poemas reflejaban una suerte de maldición o de sentido melancólico. Algunas de sus frases dicen: “Joya de sangre y luna, vaso pleno de rosas de silencio y de armonía, nectario de su miel y su veneno, vampiro vuelto mariposa al día”.

En la mayoría de sus poemas presenta esta especie de sueño inalcanzable y de desazón. Es cierto, también, que sus poemas en donde hablaba sobre el erotismo y el deseo fueron un escándalo en la sociedad de su época.
Hay algunos críticos y analistas de su obra que aseguran que la poesía de Agustini ha sido inicial en las vanguardias poéticas de Latinoamérica. Y escribió: “Me abismo en una rara ceguera luminosa, un astro, casi un alma, me ha velado la Vida”.