El español Miguel Hernández

Miguel Hernández, el gran poeta y dramaturgo español nació en Orihuela, España, en el año 1910. Sus obras poéticas y teatrales revolucionaron la estética del siglo XX, siendo uno de los escritores más importantes de la historia de la literatura universal. Su existencia en las generaciones de autores se enmarcó en la finalización de la Generación del 27 y luego desarrolló su trabajo como partícipe de la Generación del 36, con la que se lo identificaría en su trayectoria.

Su infancia transcurrió en una aldea pobre, y, como muchos niños de su generación que debió atravesar situaciones de pobreza, fue pastor de Pastor de cabras. Sus estudios primarios los hizo en varias escuelas hasta que en los primeros años de la década del 20 ingresó a un colegio secundario, pero debió dejarlos porque tuvo que ayudar a su padre en el trabajo con las cabras. Fue justamente en el monte, mientras pastoreaba los animales, que Miguel Hernández escribió sus primeros versos.

La vida de Miguel Hernández es muy rica, sobre todo por sus carencias y las penurias que debió pasar. Pero aunque su padre lo hubo obligado a abandonar los estudios, Hernández tenía la costumbre de visitar con frecuencia la Biblioteca pública, en donde tenia acceso a los grandes poetas como Virgilio o Paul Verlaine.

Sus ansias por participar de la literatura lo llevó a armar un grupo de poetas de Orihuela y juntos hacían reuniones en las que leían y hablaban de poesía y de letras. No pudo continuar los estudios y sus visitas a la biblioteca eran cada vez más frecuentes. Fue un autodidacta que se hizo camino solo en la educación, sacando la información necesaria de los libros. Las influencias más importantes en su vida y obra fueron de Garcilazo de la Vega, Calderón de la Barca o Luis Góngora. También lo fue Miguel de Cervantes Saavedra y los poetas del siglo de oro español.

Cuando cumplió 20 años Miguel Hernández se haría acreedor de un premio por un poema al que titulo “Canto a Valencia bajo el lema Luz..., Pájaros..., Sol...”. irónicamente, sería el único galardón que recibiría a lo largo de toda su vida. Al enterarse de que sería premiado, Hernández se ilusionó con recibir un rédito económico, pero el galardón solo consistió en una medalla.

A partir de allí comenzaría a publicar sus versos en distintas revistas, folletines y diarios de la época. Entonces deja Orihuela y viaja a Madrid y consigue trabajo en La Gaceta Literaria y Estampa, aunque esas colaboraciones pagan no le ayudan a salir de su grave situación económica. Vuelve a Orihuela debido a que no logra prosperar y allí escribe su libro “Perito en lunas”. Luego Hernández volvería a Madrid y consiguió empleo como colaborador en las Misiones Pedagógicas, luego fue secretario de la enciclopedia Los toros.

En esta época el autor español se enamora de la artista Maruja Mallo con quien tiene una relación intensa y tempestuosa. También conoce a Pablo Neruda y comienza a escribir una poesía un tanto más cercana a las problemáticas sociales y en ese contexto de su etapa literaria Miguel Hernández se prepara para la Guerra Civil española. Miguel Hernández tuvo que pelear en la guerra pero escapa en un determinado momento y viaja a Orihuela en donde se casa con Josefina Manresa, aunque luego volvería al frente de batalla.

Hacia finales de la década del 30 el poeta se proclama opositor y resistente al fascismo en Europa y participa del congreso internacional de Escritores Antifascistas celebrado en Madrid y Valencia. Después escribiría dos de sus libros más importantes como fueron Pastor de la muerte y otros poemas y El hombre acecha. Tiene dos hijos y a ellos les compone Hijo de la luz y de la sombra y Nanas de la cebolla, la que cantaría Joan Manuel Serrat.

El general Francisco Franco mandó a destruir las copias de El hombre acecha, pero fueron encontrados dos ejemplares, lo que permitió que la obra se editara en el año 1981. Miguel Hernández cayó preso y fue en esa época en que le escribió a su segundo hijo las famosas nanas de la cebolla, ya que mientras estaba en la cárcel su esposa le mandó una carta en que le decía que no tenían ni pan ni cebolla para comer.

Debido a la intervención política de su gran amigo, el poeta chileno Pablo Neruda, Miguel Hernández salió en libertad sin ser procesado. Pero en el año 1939, lo apresan nuevamente y lo condenan a muerte, pero el poeta y dramaturgo volvió a recibir l ayuda de sus amigos que tenían influencias y en vez de la muerte le dieron 30 años más de cárcel. La salud de Hernández comenzó a complicarse cada vez más y tuvo que ser asistido en la prisión, en varias oportunidades.

Pero cuando fue trasladado a otra prisión, enfermó de de tuberculosis y murió mientras lo atendían en la guardia médica de la cárcel. Los restos del poeta fueron exhumados cuarenta años después de su muerte y es expuesto en la casa Miguel Hernández de Orihuela. Pero en el año 1987 fue traslado nuevamente a una parcela que le otorgó a la familia el ayuntamiento de Alicante y fue enterrado junto a su esposa.

Aquel hermoso poema, Nanas de la cebolla, que le dedicó a su hijo menor, y que cantó Joan Manuel Serrat durante muchos años decía así:

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.

Los descendientes de Miguel Hernández presentaron un pedido para revisar la condena que le habían impuesto al poeta, basados en que la misma había sido instigada por cuestiones políticas e ideológicas. Así que en el año 2011 fue anulada gracias a la Ley de Memoria Histórica.
Uno de sus poemas más emblemáticos, que dieron vida al comienzo de la inagotable carrera del poeta es Sentados sobre los muertos y dice así:

"Sentados sobre los muertos
que se han callado en dos meses,
beso zapatos vacíos
y empuño rabiosamente
la mano del corazón
y el alma que lo mantiene.

Que mi voz suba a los montes
y baje a la tierra y truene,
eso pide mi garganta
desde ahora y desde siempre.

Acércate a mi clamor,
pueblo de mi misma leche,
árbol que con tus raíces
encarcelado me tienes,
que aquí estoy yo para amarte
y estoy para defenderte
con la sangre y con la boca
como dos fusiles fieles".

Otro de los poemas más famosos de Miguel Hernández, el que también hizo más famoso aún el cantante catalán Joan Manuel Serrat fue Menos tu vientre. Esta poesía estuvo dirigida a su esposa cuando estaba embarazada de su primer hijo y es realmente bello. Fue Serrat el que le puso música a los versos y es realmente hermosa la versión del músico.

Menos tu vientre dice así:

“Menos tu vientre todo es futuro fugaz, pasado baldío, turbio. Menos tu vientre todo es oculto, menos tu vientre todo inseguro, todo postrero polvo del mundo. Menos tu vientre todo es oscuro, menos tu vientre claro y profundo”.

Otro de los primeros versos de Hernández es Las abarcas desiertas y dice:

“Por el cinco de enero, cada enero ponía mi calzado cabrero a la ventana fría.
Y encontraban los días, que derriban las puertas, mis abarcas vacías, mis abarcas desiertas”.

Miguel Hernández, a partir de la década del 30, se proclama en contra de los gobiernos dictatoriales y tiranos. Se hace de muchos amigos que eran también poetas e intelectuales y debate con ellos sobre literatura y también de política. Durante el fascismo de Francisco franco fue a la cárcel y murió de tuberculosis mientras era atendido en la guardia de la prisión. El poema A mi hijo, termina de la siguiente manera:

“Los consejos del mar de nada te han valido...
Vengo de dar a un tierno sol una puñalada,
de enterrar un pedazo de pan en el olvido,
de echar sobre unos ojos un puñado de nada.

Verde, rojo, moreno: verde, azul y dorado;
los latentes colores de la vida, los huertos,
el centro de las flores a tus pies destinado,
de oscuros negros tristes, de graves blancos yertos.

Mujer arrinconada: mira que ya es de día.
(¡Ay, ojos sin poniente por siempre en la alborada!)
Pero en tu vientre, pero en tus ojos, mujer mía,
la noche continúa cayendo desolada”.