Tema: Emile Zola

Es cierto que tuvo una estrecha e intensa amistad con Paul Césane, pero en su biografía dice que cerca del 1886 se pelaron ambos artistas. Los dos estaban trabajando juntos en un proyecto artístico y debían crear un personaje, pero diferían en algunos aspectos acerca de éste y eso hizo que se pelaran. Este personaje ficticio era un pintor fracasado y alcohólico, sobre el que Zola había concebido a través de notas que fue tomando a lo largo de su vida, sobre la vida artística de Claude Monet.

Fue un amante de la pintura, y cultivó amistad con muchos artistas impresionistas. Se oponía a la forma de exhibición oficial que se realizaba en las grandes salas, ya que en estos eventos solían despreciar el ingreso y la exposición de los pintores impresionistas.

Emile Zomlá contrae matrimonio en el año 1888 con quien era su amante, Jeanne Rozerot, con quien además tendría dos pequeños hijos.

Emile Zola tuvo una participación importante en la política, sobre todo por su intervención en el renombrado caso Drayfus, en el que un militar francés, de origen judío, es acusado por Alemania de llevar información trascendental y de trabajar como espía. El autor tomó parte de esto y se involucró en defensa de Drayfus, ya que sostenía que era una campaña antisemita contra los judíos. Comenzó a publicar artículos y notas en los diarios del momento, en las que plasmaba sus ideas como “La verdad está en camino y nadie la detendrá”.

Una de las publicaciones en los periódicos más famosa respecto a este caso fue el artículo titulado “Yo acuso”, que era una carta al presidente de la Republica francesa y que salió en el año 1898. En este artículo Zola ratificaba su defensa a Drayfus e hizo que se hiciera una revisión del caso, ya que el periódico llegó a vender más de 300 mil ejemplares el día de la aparición de la carta de Zola.

Es interesante que podamos acceder a esta acrta que salió publicada en el diario La Aurora y en la que Emile Zola hacía defensa y denunciaba la realidad del caso Drayfus. Es un poco extensa, así que la publicaré distintas apariciones. Emile Zolá dice así en su nota titulada “Yo acuso”:

"Yo acuso al teniente coronel Paty de Clam como laborante —quiero suponer inconsciente— del error judicial, y por haber defendido su obra nefasta tres años después con maquinaciones descabelladas y culpables. Acuso al general Mercier por haberse hecho cómplice, al menos por debilidad, de una de las mayores iniquidades del siglo. Acuso al general Billot de haber tenido en sus manos las pruebas de la inocencia de Dreyfus, y no haberlas utilizado, haciéndose por lo tanto culpable del crimen de lesa humanidad y de lesa justicia con un fin político y para salvar al Estado Mayor comprometido. Acuso al general Boisdeffre y al general Gonse por haberse hecho cómplices del mismo crimen, el uno por fanatismo clerical, el otro por espíritu de cuerpo, que hace de las oficinas de Guerra un arca santa, inatacable. Acuso al general Pellieux y al comandante Ravary por haber hecho una información infame, una información parcialmente monstruosa, en la cual el segundo ha labrado el imperecedero monumento de su torpe audacia (…)”.

Continuando con el artículo “Yo acuso”, publicado por Emile Zola en el periódico Francés acerca del caso Drayfus, quiero comentarles que revolucionó la opinión pública, ya que daba cuenta de las injusticias que estaba comentiendo el gobierno francés. “Yo acuso” continúa así:

“(…) Acuso a los tres peritos calígrafos, los señores Belhomme, Varinard y Couard por sus informes engañadores y fraudulentos, a menos que un examen facultativo los declare víctimas de una ceguera de los ojos y del juicio. Acuso a las oficinas de Guerra por haber hecho en la prensa, particularmente en L'Éclair y en L'Echo de París una campaña abominable para cubrir su falta, extraviando a la opinión pública. Y por último: acuso al primer Consejo de Guerra, por haber condenado a un acusado, fundándose en un documento secreto, y al segundo Consejo de Guerra, por haber cubierto esta ilegalidad, cometiendo el crimen jurídico de absolver conscientemente a un culpable (…)”.

Finalmente, Emile Zola, luego de exponer todos sus argumentos, finaliza el artículo “Yo acuso” de esta manera:

“No ignoro que, al formular estas acusaciones, arrojo sobre mí los artículos 30 y 31 de la Ley de Prensa del 29 de julio de 1881, que se refieren a los delitos de difamación. Y voluntariamente me pongo a disposición de los Tribunales. En cuanto a las personas a quienes acuso, debo decir que ni las conozco ni las he visto nunca, ni siento particularmente por ellas rencor ni odio. Las considero como entidades, como espíritus de maleficencia social. Y el acto que realizo aquí, no es más que un medio revolucionario de activar la explosión de la verdad y de la justicia. Sólo un sentimiento me mueve, sólo deseo que la luz se haga, y lo imploro en nombre de la humanidad, que ha sufrido tanto y que tiene derecho a ser feliz. Mi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma. Que se atrevan a llevarme a los Tribunales y que me juzguen públicamente. Así lo espero".

En tanto, la firma al pie, en donde aparece su nombre, apellido, lugar y fecha de la publicación: Émile Zola, París, 13 de enero de 1898.

Al momento en que salió publicada la nota de Emile Zola en el periódico, el gobierno francés no tardó en expresarse. El artículo llegó a todo el mundo, ya que otros diarios de los demás países europeos también la publicaron. Tras ello, se inició contra el escritor una campaña que buscaba difamarlo, trajeron testigos, hubo actos violentos y como si todo eso fuera poco, lo condenaron a un año de cárcel y tuvo que pagar 7.500 francos como indemnización, dinero que le fue prestado por su amigo Octave Mirbeau.

A partir de ese acontecimiento, Emile Zola se exilió en Inglaterra en donde vivió en Londres bajo una identidad secreta. Cuando terminó su exilio, regresó a Francia y comenzó a publicar en el diario La verdad (o La Vértite). Finalmente, Dreyfus es condenado. En este contexto, Emile Zola había adquirido gran relevancia social, aunque tenía problemas de dinero ya que el gobierno francés le embargó todos sus bienes.

En materia de narrativa de ficción, Emile Zolá se destacó con sus dos grandes ciclos de novelas, primero salió la serie “Las tres ciudades”, que estaba formada por tres tomos llamados “Lourdes”, que apareció por primera vez en el año 1884; Roma, que salió en el 1896 y “París”, que se conoció en 1898. Al año siguiente salió una nueva trilogía a la que llamó “Los cuatro evangelios” y comprendía a los libros “Fecundidad”, “trabajo” y “Verdad”.Debido al deterioro de su salud, no pudo terminar el último libro de esta serie que era “Justicia”.

Dio Henry James acerca de la obra de Emile Zolá: "Nuestro autor era verdaderamente grande para tratar asuntos que le eran apropiados. Si los otros, los asuntos de orden personal o íntimo, más o menos inevitablemente lo hacían 'traicionarse', le cabe no obstante el gran honor de que cuanto más promiscuo y colectivo podía ser, aun cuanto más podía ilustrar nuestra gran porción natural de salud, sinceridad y grosería (por repetir mi impugnación), más podía impresionarnos como penetrante y verídico. No fue un honor fácil de alcanzar ni es probable que su nombre lo pierda en poco tiempo".

Como bien has dicho, José Luis, Emle Zoláno pudo acabar con la saga perteneciente a “Los cuatro evangelios”, ya que murió en el año 1902. La versión oficial es que murió a causa de asfixia pero otras versiones dicen que fue asesinado. Un tiempo antes, el abogado de Drayfus también había sido víctima de un atentado, por lo que se cree que Emile Zola corrió con la misma suerte.

En el siglo XXI la investigación acerca de su muerte volvió a abrirse, tal vez ayudada por el éxito de las reediciones de sus libros. El escritor fue trasladado al panteón de los escritores en Montmartre, a principios del siglo XX, siendo esto uno de los máximos tributos a los escritores europeos. Pese a todo lo que hizo Emile Zola por el caso Drayfus,el militar recién obtuvo su reconocimiento en el año 1906. En la actualidad, la narrativa de Emile Zola es considerada referencial de la literatura europea del siglo XIX.