“Grandes esperanzas” de Charles Dickens

Charles Dickens ha escrito “Grandes esperanzas” una novela tan completa y bella que es imposible escaparle. A mí lo que más me apasiona de Dickens es su poder de construcción sintáctica en los diálogos, y en esta novela lo hace de la mejor manera. A continuación ejemplifico y les acerco su obra.

"Al encontrarme delante de ella, rehuyendo su mirada, observé con detalle los objetos que nos rodeaban, y reparé en que tanto el reloj que había encima de la mesa como el de la pared estaban parados a las nueves menos veinte.―Mírame ―me dijo miss Havisham―. ¿No te da miedo una mujer que no ha visto el sol desde que tú naciste?
Lamento tener que confesar que no dudé en responder que no, lo cual era una gran mentira.
―¿Sabes qué noto aquí? ―preguntó al tiempo que ponía las manos en el costado izquierdo, una sobre otra.
―Sí, señora. ―Me hizo pensar en el joven.
―¿Qué toco?
―Su corazón.
―¡Destrozado!»"

Chales Dickens marcó tendencias en sus contemporáneos, pero también lo hizo con escritores de generaciones siguientes, siendo tomados retazos de sus libros para generar otras historias que también gozarían de popularidad.

Un ejemplo de ello es el libro infantil “Matilda” que cuenta la historia de una niña que da nombre al libro, que acude a una biblioteca pidiendo consejos sobre lecturas que no sean específicamente para niños, y es entonces que la encargada de la biblioteca le sugiere que lea “Grandes esperanzas”. También el escritor Carlos Ruiz Zafón en su libro “El juego del ángel” hace que al protagonista le regalen el mismo título.

“Grandes esperanzas”, por tanto, parece ser un libro que han elegido muchos autores actuales porque también en "La evolución de Calpurnia Tate”, de la escritora Jacqueline Kelly, el abuelo de la protagonista de la historia le presta este libro para que de sus primeros pasos en la lectura.

Al igual que otros autores, como escribí antes, usaba a sus historias para criticar a la burguesía inglesa, pero Dickens adoptó un estilo diferente, usando el sarcasmo y resaltando con ironía los defectos y miserias de hombres y mujeres.

Muchos críticos dijeron sobre sus obras que los protagonistas de ellas eran los más originales en comparación con otros autores. Entre estos personajes hay algunos que se han instalado a lo largo de los años e incluso se han filmado películas que recorrieron el mundo como son Oliver Twist, el mago David Copperfield o Charles Darnay, entre otros.

Muchas veces tomaba lugares reales como escenarios de sus relatos y otras, inventaba sitios ficticios pero en ninguno de los dos faltaban las figuras, a veces grotescas y otras caricaturescas que eran centrales en las novelas. Cuando elegía hablar de las ciudades inglesas, lo hacía en forma detallada y con mucha pasión.

Es cierto, aunque parezcan historias que rozan la comedia, Dickens se esforzaba por realizar una aguda crítica de la hipocresía de la sociedad europea. Cuestionaba las diferencias de clases y las injusticias como la falta de trabajo y los abusos de los patrones y condenaba también el modelo estructurado de la familia.

En Oliver Twist, una de sus novelas más célebres, creó el personaje e una prostituta pero logró con ello darle un carácter más humano a la profesión, mostrándolas como víctimas de la sociedad.

También desplegó una serie de conceptos que antes no se habían visto, sobre todo cuando se refería a la diplomacia y la política de la era victoriana, sacando a la luz las falencias, las traiciones y las intrigas que se tejían en el palacio. Fue realmente un agudo crítico de las injusticias que se sucedían en torno a las marcadas diferencias de clases, las cuales eran sostenidas por una burguesía desprovista de valores y sensibilidad.

Otro de los matices distintivos de la narrativa de Dickens es que incorporó muchos datos y elementos autobiográficos, aunque a simple vista pareciera una nimiedad, ya que todos los autores incorporan este tipo de elementos en sus obras, pero en su vida literaria es muy notorio puesto que hablaba de aspectos de su vida que otras personas quisieran ocultar y él los exponía sin tapujos ni miramientos.

Uno de los ejemplos más claros de su autorretrato es la famosa novela David Copperfield, en donde Dickens dio detalles precisos de las intrigas de a diplomacia y también sobre los entretelones de la política inglesa, lo que solamente podría saberlos un periodista como lo era él, que presenció estas escenas.

En otra de sus novelas, “La vieja tienda de curiosidades”, hay frases y conceptos que retratan con fidelidad a los de la cuñada de Dickens y otros personajes femeninos son similares a su propia madre.