Emprender la ruta siempre lleva a la aventura. La ruta es ese espacio abierto, lleno de verde y paz al que uno se sube para viajar, para ir hacia un lugar y ese lugar para mí es el mar.
Cuando me propuse viajar dije que debía llamarse "la ruta del mar", porque el destino único al que quería llegar era al mar. Hacia esa inmensidad que todo lo revuelve, todo lo toma y todo lo expulsa.
Elegimos tomar la carretera más larga que nos lleve directo al mar. Claro que ninguna lo hace, todas se encuentran y se desprenden de caminos infinitos que nos llevaban hacia otros destinos pero de igual modo tomamos caminos que siempre se unían para dirigirnos a aquel lugar común.
Cuando encontramos el camino más directo empezamos a divisar a lo lejos un espejismo celeste que se ocultaba entre los árboles y allí estaba el infinito, el deseado destino. Así fue que llegamos al mar.