Tema: "El tragaluz" de Antonio Buero Vallejo

Lo has descrito muy bien Vero. Con esa “cortina” de ciencia-ficción se intenta lograr que el espectador tenga el suficiente distanciamiento emotivo hacia la obra para que logre identificarse adecuadamente con los personajes. Y sí, puede resultar paradójico. Pero, probablemente la peculiaridad del tema a tratar llevó a Buero a tomar esta vía. Tal vez, podría haberlo presentado de otra forma, para lograr los mismos objetivos, pero la presencia de estos investigadores, nos resulta hoy en día, imprescindible. Por otro lado, la inclusión de este futuro tan lejano también facilitaba la utilización de otros recursos teatrales. El hecho de que sean los investigadores los que ofrecen las imágenes del pasado, permiten la manipulación temporal, sonora y de montaje. Es decir, los investigadores encauzan la acción y los hechos con el fin dirigir la atención del espectador a la esencia de los hechos narrados.

Todo eso que comentas en torno a los recursos teatrales tengo entendido que supuso cierta confusión entre los espectadores no acostumbrados a esos “juegos de tiempo”. Podría decirse que esa manipulación de la historia enlaza con el metateatro, en el sentido que se aleja la concepción del drama de un ofrecimiento directo de escenas de “la vida real”. Por ello, no estamos ante una obra realista, sino ante una evolución de ese concepto. Los investigadores asumen el papel de autores de la obra, como un narrador lo puede hacer en una novela, al modificar temporalmente el desarrollo de los hechos. En este sentido, durante la obra se producen saltos temporales que los propios investigadores citarán con precisión. Incluso también se refieren a elipsis narrativas a través de la supresión de lo que creen que no interesa al espectador para lograr entender de la mejor manera posible “el experimento”.

Es muy interesante lo que comentáis. A eso me refería yo más arriba al hablar del “impacto” que supuso en mí la aparición de esos dos investigadores que actúan como presentadores y conductores de la acción. Parece ser, por lo que decís, que se trata de una cierta novedad en el teatro español. Al menos, lo que yo conocía hasta que leí esta obra se alejaba bastante de este estilo.

Pues así es Manolo, la presencia de los investigadores constituye un interesante avance. Además hay que sumar otro detalle a lo expuesto. Los investigadores introducen también valoraciones que se refieren a los propios pensamientos de los personajes, así como también opiniones personales acerca de los hechos. Por otro lado, insisten en denominar “fantasmas” a los personajes aludiendo a su inexistencia en el presente narrado, creando cierto conflicto en los espectadores que deben asumir que no están asistiendo a una escena de la vida real, sino a una representación ficticia. Este alejamiento del realismo no es una invención de Buero. La literatura y otras manifestaciones artísticas estaban poniendo a debate el realismo tradicional, e investigaban en las obras sobre el propio arte y sus mecanismos técnicos. El otro día, hablábamos de una película llamada “Persona” de Bergman, en la que el autor sueco realiza una exploración sobre el propio arte cinematográfico y sus recursos. Curiosamente esa película es de 1966, mismo años de la creación de “El tragaluz”.

Eché un vistazo el otro día a ese video, pero su diálogo se me antojaba un pelín complejo. Yo he visto “El séptimo sello” de ese director, pero no me atrevo, de momento, con otras porque me han comentado que es algo “ópaco”…