Tema: El teatro isbaelino

En la época en que vivió William Shakespeaare, estaba lo que se llamó el teatro isabelino, el cual era representado en los patios de las casas, ya que los teatros se encontraban en las grandes ciudades y eran pocos los que había. Esta práctica muchas veces llevaba a que se formaran enfrentamientos o peleas en las moradas a causa de las representaciones. Es por ello que las compañías teatrales buscaron la forma de contar con su propio teatro, o en su defecto, con un espacio más acorde para llevar las obras a escena.

Más frases del genial William Shakespeare:

El amor es una tontería conseguida a fuerza de ingenio, o un ingenio vencido por la tontería.

El que no se ama a sí mismo no puede amar a nadie.

El amor puede transformar las cosas bajas y viles en dignas, excelsas.

El amor de los jóvenes no está en el corazón, sino en los ojos.

Es muy interesante señalar este contexto en el cual se desarrolló el teatro isabelino, ya que a raíz de todos estos conflictos que suponía representar una obra teatral en una casa particular, es que se fueron dando algunas cuestiones en materia legal que buscaban ordenar la actividad teatral. Así fue que los actores comenzaron a contar con licencias que los acreditaban como tales, y también los habilitaban para tener su propio teatro. el primero teatro, al que se le llamó The Theatre, se construyó en el año 1576.

Más frases de William Shakespeare;

Un sentimiento moderado revela amor profundo, en tanto que si es excesivo indica falta de sensatez.

El amor no puede sonar bien excepto en boca del amante.

Cupido da muerte a unos con flechas y a otros con redes.

El juramento de un enamorado no tiene más fuerza que la palabra de un mozo de cervecería.

Es así que los teatros durante la época de la reina Isabel I en Inglaterra fueron construidos imitando los patios de las casas, en donde se representaban las obras hasta el momento en que empezaron a abrirse los nuevos espacios, ya acondicionados para ello. Cuentan que eran espacios que tenían forma de hexágono y el escenario estaba, por lo general, al aire libre aunque hubo algunas excepciones con el techo parcialmente cubierto de acuerdo a lo que permitiera la construcción.

Comparto más fragmentos de las obras de William Shakespeare:

El dulce amor es alimento del diente de la fortuna.

Con el tiempo odiamos lo que tenemos a menudo.

La prosperidad es el verdadero lazo de los enamorados.

Lo que nos proponemos en el calor de la pasión, calmada la pasión, lo abandonamos.

La cólera es semejante a un caballo fogoso, que cuando se deja en plena libertad se fatiga por su mismo ardor.

Siguiendo con las formas que tenían los nuevos teatros de la época de la reina Isabel I en Inglaterra, dicen que estos tenían una plataforma de dos niveles. Una de estas bases tenía un techito desde donde se maniobrara el telón, lo que en ese momento se decía tramoya. Estos teatros tenían un aforo muy respetable y algunos hasta tenían capacidad para más de dos mil espectadores. Gracias a la aparición de los nuevos teatros la figura del actor fue cobrando más relevancia social. más fragmentos de las obras de William Shakespeare:

Por un exceso de velocidad podemos ir más allá del objeto alrededor del cual corremos y perderlo al rebasarlo.

Cuando dos fuegos se encuentran, consumen pronto el objeto que nutre su furia.

La sangre ardiente no puede obedecer los preceptos de la vejez.

Los lamentos de una mujer celosa son un veneno más mortal que la mordedura de un perro rabioso.

Si hablamos de teatro, entonces no podemos dejar de mencionar sobre la escenografía en los tiempos de la reina Isabel I de Inglaterra. Durante este tiempo, era bastante escasa o con muy poca producción. Esto hacía que la figura del actor fuera la parte central de la obra y que la escenografía quedara relegada a un segundo plano. Las mujeres tenían prohibido actuar, entonces, cuando había que representar a una mujer, o bien lo hacía un hombre, o bien podían tomar su personaje los niños.

Más frases extraídas de las obras del genial dramaturgo William Shakespeare:

Es un honrado engaño el que se adelanta y hace fracasar la astucia del hombre que pretendía engañar primero.

Los zánganos no chupan la sangre del águila; se contentan con robar los panales de las abejas.

No hay que fiarse de quien ha violado una vez su palabra.

Una proposición honrada triunfa mejor exponiéndola sencillamente, pero es imprudente anunciar con sencillez lo que no es honrado.

Quienes consumían teatro, en la época en que vivió William Shakespeare, eran personas de un alto poder adquisitivo puesto que las entradas costaban bastante caras y no cualquiera podía pagarlas. Había, sin embargo, diferentes precios que variaban de acuerdo a la ubicación de los asientos, si estaban a la intemperie o resguardaban a los espectadores de la lluvia o el sol.

Ahora continúo compartiendo más frases de las obras teatrales de William Shakespeare:

Las lilas podridas huelen peor que la mala hierba.

El robo más mezquino es aquél que ni siquiera tiene la excusa de la pobreza.

Es obrar con la más perfecta rectitud no obrar cuando el acto por cumplir tiende a un fin malo.

Las armas son nobles cuando la razón para que se toman es justa.

A las que la fortuna hace bonitas, rara vez las hace honestas, y a las que hace honestas, las hace bien poco agraciadas.

Los actores, en tiempos de William Shakespeare, no eran bien pagos. Los derechos de autor de las obras que se ponían en escena iban a parar a manos de los mecenas o de los representantes, algo que no ha variado mucho con la actualidad. Pocas eran las veces que se nombraba a los autores de los guiones, a no ser que fueran dueños o titulares de su propia compañía teatral, que era lo que ocurría con William Shakespeare. De allí que su nombre haya trascendido con el paso de los siglos.

Ahora, más frases sacadas de sus obras:

Un átomo de impureza corrompe la más noble sustancia, rebajándola al nivel de su propia degradación.

Sé sincero contigo mismo, y de ello se seguirá, como la noche al día, que no puedas ser falso con nadie.

Las maldiciones no traspasan nunca los labios de los que las exhalan en el aire.

Si se debe remarcar algo sobre el teatro isabelino es la diversidad de temáticas que abordaban las obras que se ponían en escena. Había desde tragedias, poemas interpretados, historias de amor, comedias y hasta hechos sobrenaturales que no tenían explicación en el mundo real. LA melancolía era también una de las particularidades que lo identificaban, como también los duelos por una mujer o las traiciones.

En el caso de los actores, debido a la escacez de producción de las escenografías, tenían mucho trabajo ya que debían hacer hincapié en los gestos y en el vestuario, con el fin de acaparar la atención de los espectadores. Más frases de las obras de Shakespeare:

Los que no saben manifestar su pasión no aman, pero menos aman los que pregonan por todas partes sus amores.

No es el nombre, sino el modo de ser de la cosa, lo que constituye su valor.

Los que saben jugar con las palabras, con frecuencia las corrompen.