Tema: Poemas de Oliverio Girondo

Oliverio Girondo fue uno de los mas notables poetas argentinos que, bien se ha dicho, fundó las vanguardias poéticas de las primeras décadas del siglo XX. Particularmente amo su poesía y algunas de sus obras como “Espantapájaros”, “Veinte poemas para ser leídos en un tranvía” o “En la masmédula” son lecturas obligadas para mí. Tengo sus obras completas, a las que recurro y vuelvo una y otra vez.

Girondo nació en el año 1891, su familia era poderosa y tenía mucho dinero, por eso es que pudo viajar, como la mayoría de los escritores de su época deseaban a Europa y allí codearse con la bohemia parisina. Sus primeros libros salieron cuando tenía poco más de veinte años y también hizo conocer su poesía tan particular en diarios y revistas de la época.

Algunos de sus versos fueron:

Llorar a lágrima viva.
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.

Como he dicho antes, Oliverio Girondo tuvo acceso a las publicaciones de las revistas literarias más importantes de su época. Colaboró en Proa, Prisma y la emblemática Martín Fierro. Estas publicaciones fueron cruciales para permitir la llegada de las vanguardias europeas a la Argentina, un país que sería paradigmatico en las corrientes ultraístas de Latinoamérica.

Hizo amistad con Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal, Raúl Gonzáles Tuñón y Macedonio Fernández, con quienes integraría el grupo de Florida. Influenció a poetas de generaciones más jóvenes y su poesía sigue vigente en la actualidad, casi con la misma fuerza que cuando comenzó con sus primeros escritos, allá por 1920.

Oliverio Girondo escribió:

Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares, llorando.
Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo...

Una de las características principales de sus poemas eran la ironía, lo urbano, el dolor y una ferviente admiración por las imágenes de las ciudades: las mujeres, los edificios, las plazas y las actitudes trashumantes de los hombres por las calles. Contrajo matrimonio con otra gran poeta argentina que fue Norah Lange y también hizo amistad con otros colegas de la talla del gran Pablo Neruda o Federico García Lorca.

Uno de sus últimos libros fue “En la masmédula”, sobre el que el surrealista Enrique Molina dijo:

“Hasta la estructura misma del lenguaje sufre el impacto de la energía poética desencadenada en este libro único. Al punto que las palabras mismas dejan de separarse individualmente para fundirse en grupos, en otras unidades más complejas, especie de superpalabras con significaciones múltiples y polivalentes, que proceden tanto de su sentido semántico como de las asociaciones fonéticas".

La obra de Oliverio Girondo es crucial para entender la poesía latinoamericana, ya que de ella se desprenden las corrientes posteriores a su aparición.

Ya que he hablado tanto acerca de este bello escritor argentino, entonces no puedo hacer otra cosa que compartir algunos de sus poemas. Ëste que transcribiré a continuación se llama Sobre las mesas y forma parte de ese poemario increíble que se llama “Veinte poemas para ser leidos en un tranvía” y que escribió, justamente, inspirado en los viajes en tranvía por la ciudad d Buenos Aires.

“Sobre las mesas,
botellas decapitadas de «champagne» con corbatas blancas de payaso,
baldes de níquel que trasuntan enflaquecidos brazos y espaldas de «cocottes»
El bandoneón canta con esperezos de gusano baboso,
contradice el pelo rojo de la alfombra,
imana los pezones, los pubis y la punta de los zapatos.
Machos que se quiebran en corte ritual, la cabeza hundida entre los hombros,
la jeta hinchada de palabras soeces”.

Hembras con las ancas nerviosas,
un poquito de espuma en las axilas y los ojos demasiado aceitados.
De pronto se oye un fracaso de cristales".

Oliverio Girondo fue uno de los personajes más ilustres de las vanguardias poéticas argentinas, como he dicho antes. Fue también el autor y mentor del famoso “Manifiesto” de la revista Martín Fierro, una publicación de elite que reunía a los intelectuales más destacados de las primeras décadas del siglo XX.

Uno de los textos que más me gustan pertenece a su libro Espantapájaros, una suerte de novela escrita en prosa poética que rompió con todos los esquemas conocidos hasta el momento y fue un suceso literario que se ha mantenido vigente. Este relato dice así:

“Que los ruidos te perforen los dientes,
como una lima de dentista,
y la memoria se te llene de herrumbre,
de olores descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros,
una pata de araña;
que sólo puedas alimentarte de barajas usadas
y que el sueño te reduzca, como una aplanadora,
al espesor de tu retrato”.

El 17 de agosto de 1891 nacía en Buenos Aires uno de los poetas argentinos más brillantes y destacados, un referente de la poseía de vanguardia en la argentina. Nacía Oliverio Girondo., en el seno de una familia de dinero. Por eso desde muy chico viajó por Europa, lo que le permitió estudiar en París e Inglaterra. Este poeta ha compuesto versos realmente bellos y es por eso que quisiera compartir algunos de ellos, que son realmente sorprendentes:

“Desde el amanecer se cambia la ropa sucia de los altares y de los santos que huele a rancia bendición, mientras los plumeros inciensan una nube de polvo tan espesa, las arañas apenas hallan tiempo de levantar sus redes”.

“Ya no queda por alquilar ni una cornisa desde la que se vea pasar la procesión”.

“A veces los nervios se destemplan. Se pierde el coraje de continuar sin hacer nada”.

Desde muy joven Oliverio Girondo comenzó a escribir y publicar poemas, participó de revistas como Proa, Prisma y Martín Fierro. Pertenecía al grupo de escritores de “Florida”, que buscaba innovar, sobre todo en la métrica y la rima de las poesías. Los primeros poemas de Girondo fueron una mezcla de color e ironía y describían los cambios que se estaban produciendo en la Buenos Aires de principios del siglo XX. Algunos de sus poemas producidos en este tiempo dicen:

“Collares de perlas que hunden un tarascón en la garganta”.

“La luna, como la esfera luminosa del reloj de un edificio público. Faroles enfermos de ictericia. Faroles con gorras de apache que fuman cigarrillos en las esquinas”

“Noches en las que nos disimulamos bajo la sombras de los árboles, de miedo a que las caras se despierten de pronto y nos vean pasar, y en las que el único consuelo es la seguridad de que nuestra cama nos espera”.

Para muchos analistas de su obra, Girando era un verdadero flaneur argentino y eso se veía claramente en su libro Veinte poemas para ser leídos en un tranvía. En 1934 hace amistad con Pablo Neruda y Federico García Lorca que por ese entonces se encontraban viviendo en Buenos Aires. En 1943 se casó con Norah Lange una poeta que lo acompañó en la mayoría de sus viajes por el mundo. En 1950 descubre su pasión por la pintura y realiza algunas obras surrealistas pero decide guardarse para él su talento y nunca expuso sus cuadros, aunque algunos dibujos fueron parte de sus libros. He aquí más versos del poeta argentino:

“¿Por que a veces sentiremos una tristeza parecida al de un par de medias tirado en un rincón?”.

“Hay efebos barbilampiños que usan una bragueta en el trasero. Hombres con baberos de porcelana. Un seños con un cuello que terminará por estrangularlo”.