Las luchas políticas y obreras

Para llegar a explicar el origen de la Unión Cívica Radical (UCR), tal cual lo describe José Saluzzi en su libro Historia de las clases obreras, tendremos que exponer primero el contexto político, social y económico de la Argentina hacia fines de la década del 80, para poder concluir, finalmente, en la aparición de la UCR como oposición y partido político.

Hacia fines de 1880, bajo el mandato de Julio A. Roca, la situación global del país podría definirse de la siguiente manera: en lo económico: había inversiones desmedidas e irracionales sin prioridades establecidas, especulaciones con tierras que provocaban una suba de su valor real, liquidación servicios e impuestos con una suba excesiva, cesión de los ferrocarriles al dominio inglés, alza especulativa del oro, despilfarro bancario a favor de los protegidos del régimen, precariedad de fondos fiscales, crisis de la Bolsa, etc. En lo político: existía un centralismo absorbente del poder ejecutivo, con la subordinación del Partido Autonomista Nacional (PAN). En lo social: indiferencia frente a los problemas consecuencia del crecimiento urbano, como por ejemplo el conventillo, falta de salubridad, desempleo, etc. Y comenzaban a gestarse las primeras huelgas de las clases obreras.

Sobre las huelgas de trabajadores mencionadas, aunque no hay datos precisos si anteriormente se produjeron algunos paros, la huelga de tipógrafos iniciada el 2 de Septiembre de 1878 fue la primera que se produjo, la cual duró más de un mes y consolidó al gremio gráfico como uno de los más fuertes e independientes de Buenos Aires, aunque la protesta no logró alcanzar los fines deseados y tuvieron una fuerte postura del sector dominante y de los empresarios de entonces.

En 1887, a un año de haber asumido la presidencia Juarez Celman, se inicia un movimiento permanente de resistencia y lucha obrera por la reducción de jornadas de trabajo, aumento de salarios, derecho a organizarse y otras reivindicaciones. También se producen huelgas políticas y de solidaridad, las cuales, con el correr de los años se fueron multiplicando. La Argentina de 1890, según indican estudiosos políticos y economistas como Ricardo M Ortiz, tenía, a fines del siglo XIX, la siguiente composición social: "terratenientes, burguesía industrial y altos funcionarios en un 21.7%, campesinos y comerciantes pequeños un 28.3% y proletarios y semiproletarios un 54.5%".

Como puede verse, se trata de una caracterización de la conformación de la sociedad capitalista argentina dependiente a intereses europeos, donde las condiciones de trabajo y de vida en general eran terribles. En 1888 los obreros ferroviarios de Buenos Aires y Rosario, salen a la huelga reclamando la libertad de un maquinista detenido a raíz de un accidente de trabajo y lo consiguen. Tiempo después los obreros de los talleres Sola (FCS) al ver sus salarios recortados a causa de la indiscriminada emisión del papel moneda sin respaldo, inician una huelga pidiendo el pago de sus haberes en oro, causa que provoca un sangrienta represión por parte del gobierno, que dejó el saldo de varios obreros heridos y más de 160 arrestados.

La definición de partido político según la Real Academia española es: "Entendemos como un partido político a toda aquella agrupación de personas constituidas en torno a un plan o programa común destinado a aplicarse en la vida política, social y económica de un país, ya sea desde el Gobierno o desde su oposición".

Hacia fines de 1890 la vida de las agrupaciones políticas era mucho menos orgánica que en la actualidad. Un partido era una simple reunión, no siempre duradera, de gente simpatizante con determinada ideología.

En un marco altamente convulsionado social y económicamente, el 1 de septiembre de 1889 un grupo de jóvenes organizó una rumorosa asamblea juvenil en el Jardín Florida de la ciudad de Buenos Aires, donde se constituyó la Unión Cívica de la Juventud, con el fin de abogar por el sostenimiento de las libertades públicas, el ejercicio pleno del derecho al sufragio y el saneamiento administrativo, aglutinando un amplio espectro de opositores al régimen de Miguel Juárez Celman y su gobierno totalitario, el oficialista Partido Autonomista Nacional. El partido fue presidido por quien aparecía como líder natural de aquellos jóvenes, Francisco A. Barroetaveña, acompañado por otros jóvenes dirigentes como Emilio Gouchón, Juan B. Justo, Martín Torino, Marcelo T. de Alvear, Tomás Le Breton, Manuel A. Montes de Oca, entre muchos otros.

La Unión Cívica de la Juventud estableció una relación honoraria con las personalidades políticas que aparecían como referentes de una oposición dispersa, especialmente Leandro Alem, Aristóbulo del Valle, Bartolomé Mitre, Pedro Goyena, Vicente Fidel López, Bernardo de Irigoyen, entre otros. El nuevo partido de los jóvenes sancionó entonces un programa que recordaba el del Partido Republicano fundado por Alem y del Valle en 1877, y se organizó en clubes cívicos parroquiales.

La Argentina de 1889 estaba convulsionada por una grave crisis económica que se había prolongado por dos años, causando una brusca caída de los salarios, desocupación y un reguero de huelgas nunca antes visto. La presidencia del General Julio Argentino Roca (1880-1886) fue sucedida por la de su cuñado, Miguel Juárez Celman, cuyo gobierno se caracterizó por las denuncias de corrupción y autoritarismo; sus opositores lo llamaban el Unicato.

El 13 de abril de 1890, la Unión Cívica de la Juventud se consolidó con un gran acto en el Frontón Buenos Aires, donde se fundó un nuevo partido llamado Unión Cívica. Como presidente fue elegido Leandro N. Alem e incluyó a líderes de las distintas tendencias opuestas al unicato de Juárez Celman, como Francisco A. Barroetaveña, los políticos católicos José Manuel Estrada y Pedro Goyena, Aristóbulo del Valle, Bernardo de Irigoyen, Juan B. Justo, Lisandro de la Torre, y el influyente ex presidente y general Bartolomé Mitre.

Ese mismo año (1890), la Unión Cívica, dirigida por Leandro Alem y Bartolomé Mitre encabezó el 26 de julio la llamada Revolución del Parque o Revolución del 90, un sangriento levantamiento armado que causó la caída del presidente Juárez Celman y su reemplazo por el vicepresidente Carlos Pellegrini. La Unión Cívica se constituyó de forma orgánica en todo el país y por vez primera en la historia política argentina proclamó una fórmula presidencial por medio de una convención partidaria.

La convención nacional reunida en Rosario consagró como candidatos a presidente y vicepresidente a Bartolomé Mitre y Bernardo de Irigoyen. Sin embargo, Julio Argentino Roca, astuto líder del oficialista Partido Autonomista Nacional (PAN), acordó con Mitre una fórmula "de unidad nacional" entre ambos partidos, encabezada por el propio Mitre. Al conocerse el acuerdo, el 16 de abril de 1891, Leandro Alem se opuso al mismo en forma tajante, desencadenando la ruptura de la Unión Cívica y el posterior retiro de la candidatura de Mitre.

El 26 de junio de 1891 los seguidores de Alem constituyeron formalmente la Unión Cívica Antiacuerdista, que cambiaría el nombre, el 2 de julio, a Unión Cívica Radical. Por su parte, los seguidores de Mitre formaron la Unión Cívica Nacional. El 15 de agosto de 1891 la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical proclamó a Bernardo de Irigoyen como candidato a presidente. Leandro Alem decía por entonces que el programa de la UCR tiene cuatro banderas: libertad política, honradez administrativa, impersonalidad de la coalición y sentimiento nacional.

Pocos días antes de las elecciones, el 2 de abril de 1892, el presidente Carlos Pellegrini denunció falsamente un complot radical para tomar el poder y asesinar a los principales líderes oficialistas. Inmediatamente decretó el estado de sitio y detuvo a los principales líderes radicales, entre ellos Leandro Alem. En esas condiciones represivas y sin la participación de la Unión Cívica Radical, se realizaron las elecciones del 10 de abril en las que resultó elegido presidente el candidato oficialista Luis Sáenz Peña.

Por entonces, las características del régimen electoral argentino fundado en el "voto cantado" o voto en alta voz, y las amplias facultades represivas con las que contaba el Presidente de la Nación (intervención de provincias, estado de sitio, control de las fuerzas armadas y de seguridad), condicionaban severamente las posibilidades de acceso al poder mediante elecciones libres.

Una vez liberados los líderes radicales y ante la evidencia de que el gobierno nacional volvería a impedir por todos los medios su acceso al poder mediante elecciones, la Unión Cívica Radical comenzó a reorganizarse y preparar un nuevo levantamiento armado. Alem se caracterizaría entonces por elevar la idea de intransigencia radical hasta constituirla en un principio supremo de acción política. Hay una famosa frase, escrita en el testamento político de Leandro Alem, que lo define con claridad: "¡Que se rompa, pero que no se doble! ".

Al mismo tiempo emergió con fuerza una fuerte oposición entre Alem y su sobrino, Hipólito Yrigoyen, quien ya controlaba las fuerzas radicales en la Provincia de Buenos Aires y desconfiaba de la capacidad de organización de su tío. La Unión Cívica Radical se dividió entonces entre los rojos que apoyaban a Alem, y los líricos que apoyaban a Yrigoyen. Por su parte Yrigoyen no daba participación a nadie en la toma de sus decisiones, pero entre los dirigentes que entonces lo seguían con lealtad hay que destacar al joven Marcelo T. de Alvear, que luego será presidente de la Nación.

La Unión Cívica se divide entonces en una rama "acuerdista" que pasa a denominarse Unión Nacional y una rama "intransigente" que se reorganiza como Unión Cívica Radical. Si comparamos y estudiamos la postura política del radicalismo con el partido autonomista Nacional, veremos que el radicalismo se empeña en una reivindicación del carácter moral. En los momentos de cambio que suceden luego de la revolución de lo 90, el radicalismo parece caminar por dos caminos ambiguos: por un lado, se presenta como un movimiento sumamente tradicionalista que replantea los términos de la política conforme a un modelo anterior a los 80 y por otra parte, en la lucha por una reivindicación (aunque un tanto difusa) de la pureza del sufragio.

El radicalismo representa también una innegable superación política del momento, desprendida de las exigencias de participación y control de nuevas fuerzas. (Sentido que será ilustrativo al momento de la presencia del electorado en las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba, las cuales aportan el 60% del electorado radical del país.)

El 30 de julio de 1893 la Unión Cívica Radical inició un nuevo levantamiento armado que se extendería hasta el 1 de octubre, cuando el ejército recuperó la ciudad de Rosario y apresó a Leandro Alem. La sublevación es conocida como la Revolución de 1893. Con la colaboración clave del radical Aristóbulo del Valle, quien se desempeñaba en el gobierno con las funciones estratégicas de un primer ministro y las fuerzas armadas bajo su mando, la Unión Cívica Radical estuvo muy cerca de triunfar y tomar el poder. Los ejércitos radicales establecieron gobiernos revolucionarios en las provincias de San Luis, Buenos Aires, Tucumán, Corrientes y Santa Fe, y llegaron a designar en la ciudad de Rosario a Leandro Alem como presidente provisional de la República. Sin embargo la división interna y graves errores de liderazgo en el momento crucial, permitieron al gobierno reorganizarse y reprimir duramente la sublevación, con el ejército al mando del propio general Roca.

Luego de la derrota de la insurrección, Alem escribirá: "Los radicales conservadores se irán con Don Bernardo de Irigoyen; otros radicales se harán socialistas o anarquistas; la canalla de Buenos Aires, dirigida por el pérfido traidor de mi sobrino Hipólito Yrigoyen, se irá con Roque Sáenz Peña y los radicales intransigentes nos iremos a la mismísima mierda". Poco después, Aristóbulo del Valle moría de un derrame cerebral y el 1 de julio de 1896 Leandro Alem se suicidó, afectado por las derrotas y la profunda división interna en que se hallaba inmersa la Unión Cívica Radical y también preso de una fuerte carga familiar, dado que de pequeño vio como miembros del Gral. Urquiza, colgaban en la plaza a su padre, quien había formado parte de la mazorca de Rosas.

Muerto Alem, sus partidarios se reorganizaron alrededor de la figura de Bernardo de Irigoyen y controlaron el Comité Nacional, desde donde comenzaron a pensar en una nueva alianza con la Unión Cívica Nacional de Mitre, que fue conocida como "política de las paralelas". El radicalismo quedó entonces como un movimiento desorganizado que solo se reunía anualmente a recordar los fallecidos de las Revoluciones del '90 y del '93.

En 1903 Hipólito Yrigoyen comenzó a reorganizar la UCR para una nueva revolución. Dos años después dirigió el levantamiento armado conocido como la Revolución de 1905, que aunque fracasó logró presionar lo suficiente al partido oficialista como para producir una fractura. Los sectores más progresistas del autonomismo, como Carlos Pellegrini y Roque Sáenz Peña, comenzaron a sostener la necesidad de realizar cambios institucionales para contener el creciente conflicto social y político. En 1910 cuando Roque Sáenz Peña fue elegido presidente, la UCR ya no estaba en condiciones de realizar nuevos alzamientos armados, pero existía la creencia general de que la revolución era inminente.

Sáenz Peña e Yrigoyen, que tenían una amistad personal desde jóvenes, tuvieron entonces un histórico encuentro privado en el que acordaron sancionar una ley de sufragio libre. Anteriormente, la ley 4161 sancionada el 29 de Diciembre de 1902, trató de remediar el estado de corrupción cívica mediante el otorgamiento de garantías básicas al electorado, entre ellas la confección de un padrón permanente y el control por parte de los partidos, aunque conservaba en lo esencial las prácticas del sufragio público.

Diez años después, en 1912 se aprobaba la ley del voto universal, secreto y obligatorio para varones, conocida como Ley Sáenz Peña. Se instaló el cuarto oscuro, mas no se puede decir que era una ley justa ya que solamente votaban los hombres mayores de 18 años y no las mujeres, (hasta 1947 donde el gobierno de Juan D. Perón instauró el derecho femenino al voto)

El voto secreto abrió un nuevo capítulo en la historia argentina. El 2 de abril de 1916 se realizaron por primera vez en la historia argentina las elecciones presidenciales mediante el voto secreto. La UCR obtuvo 370.000 votos, contra 340.000 votos de todos los demás partidos y en el Colegio Electoral se impuso por un voto. Comenzó así un largo ciclo de 14 años consecutivos de gobiernos radicales. La UCR ganará las elecciones presidenciales en tres ocasiones sucesivas: Hipólito Yrigoyen (1916-1922), Marcelo T. de Alvear (1922-1928), y nuevamente Hipólito Yrigoyen (1928-1930). La serie de gobiernos radicales será violentamente interrumpida mediante el golpe militar del 6 de septiembre de 1930.

La primera presidencia de Hipólito Yrigoyen impulsó una serie de políticas de nuevo tipo que en conjunto señalaban una tendencia nacionalista transformadora, entre las que se destacaron la estatización de los yacimientos petroleros (YPF), las nuevas leyes rurales, el fortalecimiento de la red pública de ferrocarriles, la Reforma Universitaria y una política exterior fuertemente autónoma de las grandes potencias. El radicalismo, durante el primer gobierno de estuvo en minoría en el Congreso: en la Cámara de Diputados 45 miembros eran radicales y 70 opositores, mientras que en el Senado sobre 30 miembros solo 4 eran radicales 14.

Yrigoyen procuró defender el patrimonio nacional e incrementaba la intervención del Estado en la vida económica. Impulsado por las necesidades de la guerra mundial (estallada dos años antes de su presidencia) el primer mandatario fomentó el nacimiento de una marina mercante.

Durante el proceso de la guerra mundial las inmigraciones se detuvieron y luego se retomaron, ingresando al país durante los años 1920 y 1930 800 mil inmigrantes, quienes se volcaron en su mayoría al comercio y la industria.

La Primera guerra mundial al impedir el ingreso de productos manufacturados extranjeros, provocó el desarrollo de la industria local, ya que las importaciones fueron cerradas a causa de que los países exportadores no contaban con recursos suficientes para venderles a la Argentina.

La Reforma universitaria nació en Córdoba en 1918 como reacción ante la forma anticuada de aquella institución. La Reforma propiciaba la actualización de los planes de estudio, la selección de un cuerpo docente capacitado, la vinculación de la Universidad con los problemas sociales del país y la participación activa del estudiantado en los problemas de la Universidad. Al ambiente estudiantil habían llegado también las corrientes ideológicas que despertaron muchas veces una actitud revolucionaria. Esta actitud se elevó a la clase media, quien luchaba por el crecimiento social de sus hijos a través del ejercicio de estudio que les permitiese llegar a ser profesionales, bregando por el libre acceso.

En materia de Política Internacional Yrigoyen siguió una conducta independiente, afirmando con soberanía los intereses del país ante las potencias extranjeras. Mantuvo una postura neutral ante los conflictos de la guerra mundial. Ocurrieron serios incidentes cuando el hundimiento de tres naves argentinas por submarinos alemanes colocaron a Irigoyen en una difícil posición. Este reclamó enérgicamente al Gobierno Alemán y obtuvo con éxito la indemnización a los propietarios de las embarcaciones atacadas.

Las gestiones argentinas para formar un fondo común con los países latinoamericanos neutrales no tuvieron éxito.

Al finalizar la guerra mundial se formó la Sociedad de las Naciones, en donde la delegación argentina propuso (en 1920) una serie de medidas basadas en los siguientes principios: eliminar las diferencias entre las naciones vencedoras, vencidas y neutrales de la guerra; arbitraje general obligatorio para los conflictos internacionales; principio de igualdad entre todos los estados en las elecciones internas de La Sociedad de las Naciones; repudio a las guerras de conquista, entre otras.

En materia laboral impulsó algunas leyes obreras como la ley de la jornada de 8 horas, e intervino como mediador neutral en los conflictos entre sindicatos y grandes empresas, pero durante su gobierno sucedieron las grandes masacres obreras de la Semana Trágica y los fusilamientos de la Patagonia, con miles de trabajadores asesinados...Pero esa es otra historia que merece un capítulo aparte...

Con el inicio del año 1919 estalló una gran huelga en los establecimientos metalúrgicos Vasena. La empresa apeló entonces al concurso del crumiraje (ocupar el lugar de un huelguista) para quebrantar la huelga. Hacía poco se había formado la Asociación del trabajo, presidida por el oligarca Anchorena cuyo objeto era proporcionar carneros para romper las huelgas quienes eran reclutados en su mayor parte del hampa y quienes jugaban el rol de matones en las fábricas en que estallaban los conflictos. Esta organización fue la vertiente a la posterior "Liga Patriótica Argentina" (Enero 1919) o conocida como "defensores del orden".

El 7 de Enero hay un choque entre las fuerzas policiales y obreros, en que son masacrados 5 huelguistas y resultaron varios heridos. El odio obrero y popular contra la represión se encendió de inmediato y centenares de hombres, mujeres y niños marcharon multitudinariamente hacia los establecimientos de la empresa y, según narra uno de los protagonistas represores (el oficial de policía Romariz) que policías y hampones contratados abrieron fuego desde las azoteas de las casas, ocasionando una brutal carnicería en la que perdieron la vida 23 personas, entre ellas 5 niños.

El 9 de Enero la huelga ya es total, los piqueteros desvían los tranvías, haciendo bajar a la gente y llamando a guardas y conductores a plegarse a la huelga. El 10 de Enero se declara la huelga ferroviaria en todo el país, se intervienen todos los teléfonos y telégrafos y no es permitido ningún tipo de comunicación sin previa autorización de la autoridad..

El 11 de Enero por la noche se decide el levantamiento de la huelga, tras una propuesta de los obreros de acatar medidas de disciplina si se liberaban los detenidos y la empresa Vasena cumplía con los pedidos de los huelguistas. Yrigoyen, ante la inminente ofensiva de los huelguistas más reaccionarios con su política y para facilitar la tarea de los dirigentes sindicales conciliadores, ordena el retiro militar de Capital Federal y la liberación de 1500 obreros detenidos. El estado de ánimo siguió siendo explosivo y en Junio de 1919 la cámara de diputados aprobó un proyecto para reglamentar los sindicatos, imponiendo condiciones de cómo podían ser declaradas las huelgas, estableciendo penas a quienes promoviesen las huelgas, ya sea por forma oral o escrita a los afiliados a los sindicatos y a quienes atentasen contra el trabajo. El movimiento obrero la bautizó como "la ley mordaza", se declaró una huelga general y se convocó a manifestaciones en todos los puntos del país. El proyecto quedó archivado.

Esta historia es realmente apasionante y gracias por compartirla Ahora quisiera contarles sobre otro hecho terrible que tuvo que ver en este contexto y que se llamó La Patagonia sangrienta. El hecho ocurrió el mismo año que la semana trágica, cuando en las provincias del sur existía el problema de abusos por parte de los propietarios de haciendas. En muchos casos los terratenientes pagaban a sus obreros con vales que no se podían canjear en los mercados, pulperías y casas de puertos, y cuando se podía, era con un fuerte descuento.

La historia de la acumulación de tierras por los "latifundistas" (dueños de tierras utilizadas para ganadería y agro) y de capital por parte de las sociedades anónimas extranjeras "es una historia hecha con sangre". Algunos latifundistas fueron apropiándose de las tierras de forma ilegal (robo de tierras o piratería) para evitar el asentamiento de los indígenas y sus futuros reclamos, y muchos realizaron una campaña de exterminio de indios y se crearon cuadrillas de matanza de indígenas quienes llegaban a percibir una libra esterlina por cada oreja de éstos.

Algunos sicarios que se consideraban "blandos de corazón" no mataban a los indios sino que tan solo les cortaban las orejas, maniobra que fue advertida por los terratenientes, quienes veían pasar a los indios desorejados y entonces exigieron, para pagar por el trabajo, la cabeza, los testículos o algún otro miembro vital de sus víctimas. No contento con ello los latifundistas (en su mayoría capitalistas ingleses) ocuparon impunemente grandes extensiones de terrenos fiscales por los que no pagaban ni siquiera impuestos mínimo de pastoreo.

En 1920 de los 30 millones de hectáreas de Santa Cruz, el Estado conservaba solo 10, pero de tierra inepta para el ganado. Los latifundistas habían despoblado a mansalva el lugar y seguían trabajando para mantener la Patagonia como un gran desierto y las estancias no tomaban personal con familias. De esta manera en la provincia de Santa Cruz había un habitante cada 3 mil hectáreas. Los hacendados recibían directamente de Europa provisiones de víveres o intercambio de ganado para así burlar los impuestos de aduanas.

La policía del sur respondía directamente a la Sociedad Rural de Santa Cruz, muchas veces en contradicción con los mandatos del gobernador territorial. La filial de la liga patriótica estaba en su mayor parte compuesta por latifundistas extranjeros que apenas pronunciaban algunas palabras en castellano. Los peones se encontraban en una situación patética de trabajo, no tenían ningún tipo de comunicación con el exterior, no recibían correspondencia y tampoco podían visitar el pueblo. No tenían ningún tipo de acceso a diarios y revistas y estaban condenados a un trabajo continuo, casi sin descanso.

En 1920 y en medio de las condiciones antes señaladas, se preparó una huelga en Río gallegos, (casi como una hazaña) donde reclamaban por los derechos básicos de los obreros de estancias. La patronal se negó a tales peticiones, haciendo actuar a la liga patriótica y encarcelando a los dirigentes obreros, pero la huelga seguía en pie, provocando gran pérdida en los latifundistas ya que era tiempo de esquila y casi no contaban con trabajadores

Yrigoyen envía un mediador desde Buenos Aires y los latifundistas ceden urgidos por la esquila y la falta de obreros para ganar tiempo, mientras que el ala dominante del radicalismo que estaba comprometido con la oligarquía burguesa terrateniente y con los ingleses, al poco tiempo pasa a la ofensiva y manda al sur una cuadrilla de represión feroz de los trabajadores, exigidos por el Gobierno inglés, quien coaccionó al gobierno argentino que si no tomaba cartas en el asunto, él mismo se encargaría de hacerlo. Los obreros respondieron tomando las estancias, enfrentando a las cuadrillas que tenían como orden matar a los trabajadores. De este modo en el sur fueron asesinados más de 1500 obreros.

El historiador Halperín Donghi explica que los gobiernos radicales resolvieron el problema del equilibrio regional en Argentina, pero y como consecuencia de ello, al mismo tiempo llevaron a un primer plano los desequilibrios sociales, para los cuales el radicalismo carecía de soluciones de fondo al ignorar sistemáticamente las diferencias de clase.

En 1922 la Unión Cívica Radical obtuvo 450.000 votos contra 200.000 de la Concentración Nacional (conservadores). La fórmula ganadora Marcelo T. de Alvear- Elpidio Gonzalez, ratificará la permanencia del radicalismo en el poder y desarrollará una presidencia marcadamente diferente, en estilo y contenido a la de Hipólito Yrigoyen. En su gabinete Alvear intentó incluir a políticos que estaban alejados del anterior presidente. El nuevo gobernante estaba más cerca del antiguo liberalismo que de Yrigoyen.

En la etapa final del gobierno de Irigoyen se produjo una fractura dentro de la UCR entre los que adherían ciegamente a H. Yrigoyen y los que se oponían al centralismo del dirigente citado. Este último grupo, se denominó antipersonalista (por el manejo personal con que se manejaba Irigoyen en su gobierno) y se volcó al nuevo presidente.

La división interna del radicalismo se convirtió en una ruptura abierta en 1924, tanto que en las elecciones siguientes ambos sectores del mismo partido presentarían listas por separado.

La guerra mundial abrió para el país una etapa de prosperidad y enriquecimiento. La situación de los países extranjeros colocó a Argentina en una situación ventajosa en la venta de productos agrícolas y ganaderos, situación que se prolongó hasta 1929. El comercio exterior siempre dio un balance favorable y las exportaciones ganaderas pasaron de 200 millones en oro en 1913 a 500 millones en oro en 1918.

Esa situación de prosperidad se mantuvo en el gobierno de Alvear, mas no fue estimulado el desarrollo de la industria nacional mientras aumentaban las inversiones de capital extranjero. A la preponderante intervención de capitales ingleses se le sumaron también la de alemanes y estadounidenses. Esta última de mucha importancia ya que se instalaron en el país en la década del 20 numerosas empresas norteamericanas como General Motors, Westighouse, entre otras. Durante el gobierno de Alvear no existieron casi conflictos sociales. El salario fue suficientemente retributivo, la balanza de pagos arrojó saldos exitosos para nuestra economía, se redujo la deuda externa y el peso se cotizaba a la par del dólar y la libra esterlina.

Alvear estimuló con diversas medidas la producción del campo y ésta fue pilar de la riqueza nacional de esa época. Mantuvo el fomento de la inmigración.

En materia social se dictaron leyes que beneficiaron los empleados bancarios y reglamentaron el trabajo de menores y mujeres. Uno de los hechos más destacables fue el afianzamiento de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, institución de gran trascendencia en los años siguientes y que se estableció sobre las bases sentadas en materia de política petrolera por el gobierno de Yrigoyen.

El problema de la sucesión presidencial se suscitó esta vez entre los dos sectores del radicalismo: los personalistas que seguían a Irigoyen (el caudillo) y los antipersonalistas que seguían a Alvear. Se presentó por los primeros la fórmula Yrigoyen- Beiró y por el segundo Melo-Gallo. Las elecciones se realizaron el 1 de abril de 1928 polarizándose entre los dos candidatos radicales. El triunfo de Yrigoyen fue aplastante: 840.000 votos contra 440.000. de Melo-Gallo.

Yrigoyen fue muy criticado por una serie de intervenciones a provincias y asesinatos de opositores y, al realizarse las elecciones parlamentarias de 1930, el radicalismo perdió estrepitosamente en la Ciudad de Buenos Aires, resultando tercero detrás del Partido Socialista Independiente y el Partido Socialista, perdiendo también en el total nacional. Aún faltaban cuatro años para las elecciones presidenciales y la debilidad del gobierno de Yrigoyen se hizo crítica.

La oposición se unió sumando adeptos de todas las ideologías: socialistas, antipersonalistas, progresistas, conservadores, sectores universitarios, etc. No obstante el octogenario presidente intentó, sobre todo en los primeros meses de su gobierno, retomar la obra iniciada años atrás. Su política internacional mantuvo una conducta nacionalista en materia política y económica. Se crearon numerosas escuelas y gran cantidad de obras ferroviarias. El 1 de agosto de 1930, en una de las medidas más audaces tomadas durante el gobierno de Yrigoyen, YPF intervino en el mercado para fijar el precio del petróleo.

Los sectores desplazados en 1916 no habían perdido sus fuerzas y se vieron ahora reforzados por el sentimiento general de oposición provocado por la política de Yrigoyen y de sus partidarios.

El 6 de septiembre de 1930 el general José Félix Uriburu derrocó al gobierno constitucional, iniciando una serie de golpes de estado que seguirán hasta los años 1980 interrumpiendo todos los gobiernos surgidos del voto popular.
El golpe de estado fascista del 6 de septiembre fue apoyado inicialmente por una gran parte de los radicales antipersonalistas, incluido el ex-presidente Marcelo T. de Alvear. Aprovechando la desorganización y desprestigio de la UCR, la dictadura militar convocó a elecciones para el 5 de abril de 1931 en la provincia de Buenos Aires. Contra todos los pronósticos vencieron los candidatos radicales, Honorio Pueyrredón, ex canciller de Yrigoyen, y Marío Guido, del sector antipersonalista. El gobierno se vio obligado a anular las elecciones y comenzó a buscar una salida política.

El 25 de abril de 1931 Alvear, quien tenía su residencia en París, volvió al país y se entrevistó con el dictador José Félix Uriburu, antiguo amigo personal. Sin embargo, poco a poco, la posibilidad de que Alvear fuera apoyado por la dictadura como el próximo presidente se fue desvaneciendo.

La UCR y el propio Alvear, comenzó a adoptar una actitud más opositora y a reorganizarse bajo el liderazgo de Marcelo T. de Alvear en la llamada «Junta del City» donde confluyeron yrigoyenistas y algunos antiguos antipersonalistas.
Por su parte los radicales antipersonalistas formaron la «Junta del Castelar» con una posición más dialoguista con la dictadura.

El 28 de septiembre de 1931 la Convención Nacional de la UCR proclamó la fórmula presidencial Marcelo T. de Alvear-Adolfo Guemes, que fue prohibida por el gobierno. Como respuesta el radicalismo declaró la abstención electoral.

El gobierno militar organizó un sistema represivo y de fraude electoral, con el fin declarado de evitar que la Unión Cívica Radical volviera a triunfar en las elecciones presidenciales, que se conoce como la "década infame" y que se mantuvo hasta el golpe de estado militar de 1943. Políticamente, la década infame fue dominada por la Concordancia, una alianza integrada por las fuerzas conservadoras reorganizadas en el Partido Demócrata Nacional, la Unión Cívica Radical Antipersonalista dirigida por Leopoldo Melo y Roberto M. Ortiz, y el Partido Socialista Independiente.

El 3 de julio de 1933 murió Hipólito Yrigoyen y el pueblo de la ciudad de Buenos Aires realizó una de las manifestaciones masivas más imponentes de la historia argentina.

En 1935, la Unión Cívica Radical decidió levantar la abstención y participar en las elecciones, triunfando en Entre Ríos y en Tucumán con Miguel Campero como gobernador. En 1936 la UCR triunfó en la Capital Federal y en la provincia de Córdoba, con Amadeo Sabattini. No obstante esos triunfos, en las elecciones presidenciales de 1937 el candidato de la Concordancia, el radical antipersonalista Roberto M. Ortiz, venció a Marcelo T. de Alvear, candidato de la UCR, utilizando un fraude generalizado y público.

Durante el liderazgo de Alvear la UCR mantuvo una postura internacional de cuestionamiento a los regímenes totalitarios de Italia, Alemania y la Unión Soviética, y participó activamente en apoyo a la República durante la Guerra Civil española. Por otra parte varios dirigentes radicales, incluido el propio Alvear, fueron parte de los actos de corrupción que caracterizaron la Década Infame, en particular el negociado de la concesión del servicio eléctrico de Buenos Aires.

A partir de 1935 aparecieron sectores opuestos a la conducción alvearista, los que reivindicaban el contenido nacional del yrigoyenismo. Amadeo Sabattini, electo gobernador de Córdoba en 1936, se constituyó en el dirigente de referencia para las tendencias que decantarían en los sectores intransigentes de la UCR, entre los que destacaba el bonaerense Moisés Lebensohn, que comenzaba a desarrollar una reinterpretación crítica de la intransigencia yrigoyenista con un enfoque nacional de centro-izquierda. Por otra parte, pero con similar orientación, apareció la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA), un pequeño grupo de jóvenes radicales que tendría una gran influencia cultural en la política argentina.

A principios de la década del ’40, FORJA dejará de lado su identificación con el Radicalismo, asumiendo características de un movimiento independiente de ideología nacionalista, que terminará simpatizando con el peronismo.
Marcelo T. de Alvear muere el 23 de Marzo de 1942.

El radicalismo estaba dividido entre los unionistas herederos de Alvear que propugnaban un frente electoral con los socialistas y los demócratas progresistas y los intransigentes de inspiración yrigoyenista que desechaban la posibilidad de pactos electoralistas. Entre estos comenzaban a destacarse algunos jóvenes dirigentes como Ricardo Balbín, Arturo Frondizi, Crisólogo Larralde y Mosiés Lebensohn.A partir de allí se abriría una nueva historia en la república argentina, en donde emergería con fuerza el general juan DomingoPerón, líder indiscutido de masas populares. Con golpes militares de por medio,esta figura se convertiría en un verdadero conductor popular surgido de las entrañas del ejército, con un aire muy similar al que tuvo Hugo César Chávez en Venezuela.

En 1943, por primera vez en la historia argentina, la producción industrial había superado la producción agropecuaria. La Segunda guerra mundial había impulsado extraordinariamente el desarrollo de la industria y millones de inmigrantes provenientes del campo y de las pequeñas ciudades del interior, se trasladaban en masa para trabajar en las fábricas, principalmente aquellas ubicadas en el conurbano de la ciudad de Buenos Aires. Las condiciones socio-económicas anticipaban grandes cambios socio-políticos.

Ese año el Ejército había derrocado el último gobierno de la llamada década infame para dar inicio a la denominada Revolución del 43. A partir de entonces, dentro de una heterogénea composición de sectores e intereses que pugnaban dentro del gobierno militar, fue emergiendo una alianza de militares jóvenes y dirigentes sindicales socialistas y sindicalistas revolucionarios, organizados por el coronel Juan D. Perón que, luego de tomar el control del pequeño Departamento de Trabajo, se irían haciendo cada vez más fuertes dentro del gobierno.

Así comenzó a tomar forma el peronismo, que habría de realizar un amplio programa de reformas laborales largamente reclamadas por el movimiento obrero y ganaría el apoyo masivo de esa nueva clase obrera que se expandía velozmente con la industrialización del país.


Como reacción a este nuevo movimiento emergente liderado por Perón apareció un amplio grupo opositor, con gran apoyo de los sectores medios y la clase alta, que reunirá desde los partidos Comunista y Socialista, hasta la embajada de Estados Unidos, la conservadora Sociedad Rural Argentina y la Bolsa de Comercio, pasando por la Federación Universitaria Argentina y la Unión Cívica Radical. El país se dividió en dos bandos cada vez más enfrentados: peronistas y antiperonistas. Frente a la división del país en peronistas y antiperonistas, la UCR tuvo un comportamiento complejo.


El Comité Nacional estaba conducido por el sector alvearista liberal. Este sector venía impulsando desde fines de la década infame una política de alianzas electorales con otras fuerzas políticas, por lo que fue conocido como uonismo, estrategia rechazada por los yrigoyenistas.

Este sector no tuvo dudas y se sumó al bando antiperonista, poniéndose a la cabeza y calificando con desprecio a los peronistas llamándolos desclasados y cabecitas negras. FORJA se disolvió y la mayor parte de sus miembros se sumaron al peronismo.

Un amplio sector de radicales se sumó al peronismo. Más adelante, muchos de ellos fundarían la Unión Cívica Radical Junta Renovadora. Los radicales intransigentes, que venían construyendo un pensamiento de centro-izquierda fundado en el nacionalismo yrigoyenista, dirigido a los trabajadores, reconocieron a las multitudes que apoyaban a Perón como verdaderos trabajadores y mantuvieron una posición crítica no dividida, apoyando las medidas sociales, pero cuestionando sus tendencias no democráticas.

El 4 de abril de 1945 los intransigentes comenzaron a organizarse como grupo interno y poco después, el 1 de noviembre constituyeron en Rosario el Movimiento de Intransigencia y Renovación (MIR). Allí se destacaban jóvenes dirigentes como Ricardo Balbín, Arturo Frondizi, Moisés Lebensohn, Crisólogo Larralde, Oscar Alende, Arturo Illia, entre otros.

El año 1945 fue un año trascendental tanto para el peronismo como para el anti peronismo. En las elecciones del 24 de febrero de 1946 el peronismo venció a la Unión Democrática en casi todas las provincias. La derrota electoral con la fórmula de los radicales unionistas, significó el fin de la hegemonía alvearista y unionista en la UCR y el resurgimiento de un yrigoyenismo reinterpretado, podría decirse, de un nuevo yrigoyenismo.

En las elecciones del '46 la Unión Cívica Radical obtuvo 44 bancas en la Cámara de Diputados. Se llamó el Bloque de los 44 y fue presidido por Ricardo Balbín y Arturo Frondizi en la vice-presidencia primera. Ante el desprestigio de la conducción de la UCR luego de la derrota electoral, el Bloque de los 44 asumió el liderazgo de hecho del partido. Apoyó la sanción de leyes sociales y relacionadas con el nacionalismo económico, pero se opuso a las normas de características anti-democráticas, como aquellas que limitaban las libertades de expresión y prensa, o conferían amplias facultades a la policía.

En el año 1949 los radicales (uonistas e intransigentes) volvieron a enfrentarse puesto que los uonistas proponían que el bloque radical no se presentase en las sesiones para demostrar su disconformidad ante la propuesta peronista. En tanto los intransigentes, decían que debían estar presentes para plantear su disconformidad.

En las elecciones a presidente de 1951, el radicalismo presentó la fórmula Balbín-Frondizi y en la que ganó Perón doblando la cantidad de votos. El triunfo obtenido fue aplastante debido, en gran parte, al voto de las mujeres que sufragaban por primera vez en una elección nacional y también a la monopolización y manipulación de los medios de comunicación por parte de Perón.

El radicalismo fue cuestionado puesto que, si bien se había impulsado el voto femenino en el país, era el único partido que no presentaba mujeres en sus listas. A partir de la avasalladora derrota el radicalismo comenzará a sufrir duras persecuciones y sus dirigentes serán frecuentemente encarcelados. Incluso Balbín fue preso y junto con otros diputados fue desplazado de su banca.

El 16 de Junio de 1955 se produjo un bombardeo en la Plaza de Mayo por aviones de la Marina de Guerra. Perón intentó llegar a un acuerdo con la oposición y no tuvo éxito. Frondizi, que había sido electo como presidente de la UCR, pronunció en Plaza de Mayo un célebre discurso difundido por radio nacional, en donde reclamaba las libertades políticas cercenadas por Perón, tras el que fue detenido por la policía por ser sospechoso de la conspiración contra el Gobierno. En septiembre de 1955 el ejército derroca a Juan Domingo Perón y se produce la autoproclamada Revolución Libertadora.

En Noviembre de 1955 se forma una Junta Consultiva del Gobierno Militar, de la cual cuatro de sus miembros eran radicales. No estaba integrada por ningún partidario peronista ni comunista. Otra historia se vuelve a escribir en la vida politica de este importante país de Latinoamérica, con dictaduras y, posteriormente, con un regreso triunfal de Juan Domingo perón de su exilio en Madrid, en el año 1973.