Tema: De la persona a la aldea global

El obispo Mariano Fazio ha escrito una veintena de libros relacionados, en su mayor parte, con la filosofía y las transformaciones en la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II, impulsado por Juan XXIII tras la Segunda Guerra Mundial. En 2007, editó el libro “De Juan Pablo II a Benedicto XVII”, el cual fue traducido en varios idiomas, presentado en distintos países y en el se ocupa de establecer cómo respondieron los Papas ante las tendencias ideológicas y secularizantes del siglo XX.

En el libro De la persona a la aldea global el autor desarrolla los temas de “laicidad” y “modernidad”, tomándolos como eje de las transformaciones más significativas del siglo XX en la Iglesia católica, impulsadas por Juan Pablo II a raíz de una nueva visión “contemporánea de la humanidad”.

El trabajo de Fazio es un interesante libro como un manual de antropología cristiana a la luz de los problemas contemporáneos y tomando como base el pensamiento de Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Mariano Fazio realiza en el libro De la persona a la aldea global un detallado recorrido por la historia de la humanidad, desde las diversas corrientes filosóficas del siglo XVII, hasta llegar a la actualidad y establecer relaciones entre los antiguos pensadores y las problemáticas del mundo moderno. Y dice:

“Orientarse, tomado como un término cristológico, puede significar que Cristo es igual al sol. El sol viene del Oriente, lo que corresponde que para orientarnos hay que seguir al sol. Al no haber sol, la humanidad buscó otros puntos de referencia”.

De esta manera expone sobre la ilustración y el romanticismo, que, según Fazio, fueron las dos grandes matrices que originaron a la cultura contemporánea.

“Las nuevas afluencias culturales tienden a absolutizar los elementos relativos, como la ilustración, el romanticismo y también ideologías del siglo XIX y XX, como el liberalismo, el nacionalismo y el socialismo, lo que los convierte en positivismos y cada uno de ellos parten de un elemento central que es relativo”.

En su trabajo filosófico De la persona a la aldea global, Mariano Fazio explica que la Ilustración se basó en la razón, lo que implica una visión reduccionista del conocimiento humano y dice:

“Aún así no todo es malo en el racionalismo, ya que la mayor parte de los conocimientos que tenemos se basan en la creencia y no en aspectos científicos. Incluso, muchos valores propuestos por el Papa no son estrictamente cristianos, sino que se sustentan en la fe”.

“Cuando nos dicen quienes son nuestros padres no nos sometemos a una estudio de ADN para corroborarlo, sino que creemos en lo que nos transmiten, lo que significa que existe la fe, aún antes del saber”.

Con respecto al Romanticismo, el obispo postuló que, en oposición a la ilustración, el hombre no es sólo razón sino también afecto, pero que bajo este concepto, se termina absolutizando el amor. Esta corriente es positiva si se tiene en cuenta que dignifican los valores humanos, pero es malo cuando se tiene una visión reduccionista del amor, lo que puede desembocar en una catástrofe.

En el libro De la persona a la Aldea global, Mariano Fazio dice que las expresiones del romanticismo desembocaron en las nuevas ideologías de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. El marxismo, el liberalismo, el nacionalismo y el socialismo, fueron los grandes protagonistas de la época contemporánea, motivados por un elemento utópico que prometía la felicidad al hombre. Y volvió a cuestionar las visiones reduccionistas. El nacionalismo, como identidad cultural, tiene sus contradicciones si se establece una mirada condicionada. Amar a la patria es bueno, pero de divinizar al Estado, se han tenido experiencias traumáticas en el mundo occidental.

Con respecto al marxismo, realizó una apreciación similar y expuso que Marx reduce al hombre a lo económico y, como también explica en su libro, limita al ser humano a la homo-economía.

También analiza el papado de Juan Pablo II y la continuidad de quien fue su sucesor, Benedicto XVI.