Un viaje, una ruta, un camino...Buenos Aires...Un love!
Todo comenzó a las 8 de la mañana...La bruma del camino estaba destinada a iluminar la ruta y el sol de a poco luchaba con las nubes para brillar con más fuerza. Yo miraba por la ventana, miraba ese cielo, ese verde del campo argentino que me inspiraba escribir, a querer contar a través de la velocidad una historia, un cuento, un relato, algo que contar en ese espacio donde la voz se entrecruza con el viento.
El destino requerido iba a tardar unas horas en llegar. Pero por suerte de mis manos se deslizaba Cortázar que me contaba una historia sobre unas "cartas a mamá" y el sol saliendo me ayudaba en la lectura, hermosa lectura que se movía como las olas por el movimiento del auto.
A mi alrededor los invitados de mi relato cuchicheaban historias recortadas que con el sabor de la mañana alimentaban mi ruta, mi camino, mi andar, el andar.
Llegamos, luego de un par de horas, cortas horas, de repente a Buenos Aires, esa tierra que para mí tiene tanto que contar. Una ciudad que disfruto, deseo y amo sin transitarla ni conocerla. Tiene ese aire que me hace enamorarme de ella...Yo que buscaba el amor lo encontré ahí en Buenos Aires...¡Ja! ¡¡Pero no ni ahí!! Solo que esa ciudad tiene ese no sé qué, que atrae, que endulza, que seduce y pero que por suerte te expulsa y uno vuelve a subirse a un transporte y regresa a su origen, el inicio, mi casa.
Cuando pise esa ciudad fue en un parque....Un bosque: "los bosques de Palermo". Un lugar lleno de energía, alegría, gente, bicicletas, patines, yo y mis acompañantes.
Todos llegamos allí por una razón, una aventura... Atravesar ese parque hasta llegar a un increíble museo que se refugia en las entrañas del bosque. Llegamos, nos introducimos y brindamos con elogios y mucho amor el reconocimiento y exposición de una de mis acompañantes. Fue un gran orgullo.
Luego de esa aventura dejamos las entrañas, dejamos el bosque, y nos transportamos hacia el ocio, las vidrieras y el Shawarma...Fue un viaje exótico que duró lo que dura un sueño.
Es increíble pensar como en tan pocas horas se puede hacer tanto, es emocionante y para mí valieron la pena para recorrer esa ciudad que tanto me gusta sin saberla.
Toda esa vorágine y excitación terminaron y nos embarcamos en la ruta nuevamente.
Como me gusta la ruta, tiene una eternidad que amo y me dan ganas de transitarla y explorarla todo el tiempo. En fin...Esa ruta me devolvió al hogar y ya aquí, con esos nuevos y buenos aires me puse a escribir.