Tema: ADN asesino, de Patricia Cornwell

LA policía estaba en apuros al no dar con el asesino. El agente Melville Macnaghten, asistente del jefe de la Policía Metropolitana y director del Departamento de Investigación Criminal asentó en un informe:

«El asesino de Whitechapel tuvo cinco víctimas y nada más».

Por otra parte, un médico forense que intervino en la investigación llamado George Bagster Phillips, dijo que solamente estaban relacionados tres homicidios y escribio en un reporte:

«Uno o más individuos de mente débil... inducidos a emular el crimen del homicida original]». Sin emabrgo,luego de que la investigación prosiguiera con su curso, los expertos aseguraron que los informes de este médico contó con graves fallas técnicas, por lo cual resultaron poco probables. Dicen que Kelly fue la última víctima de Jack el Destripador y que las muertes terminaron cuando murió el asesino. Sin embargo, se dieron otros crímenes luego de la quinta víctima en el barrio londinense de Whitechapel. Fueron cuatro: los Rose Mylett, Alice McKenzie, el torso de la calle Pinchin y Frances Coles.

Es apasionante esta historia de Jack el destripador y de cómo el asesino pudo sortear a la policía que estaba tras él en las calles. Por eso es que ,me dediqué hoy a hurgar en esta historia que parece no tener fin. Los cuatro asesinatos posteriores a los cinco que la policía solo le atribuyó al asesino serial comenzaron con el de Mylett, quien fue hallada estrangulada el 20 de diciembre de 1888.

McKenzie murió en julio del año siguiente a causa de la ruptura de la carótida y presentaba cortes y magullones aunque no con la magnitud de los otros cadáveres. El otro cuerpo hallado bajo el nombre de El torso de la calle Pinchin, era un pedazo de cuerpo al que le faltaban las extremidades y la cabeza. Colez, en tanto, fue encontrada degollada bajo las vías pero no había sido mutilada y por ese asesinato llevaron rpeso a un hombre con quien ella se había encontrado, aunque luego fue absuelto porque no encontraron pruebas.

Hubo más víctimas aunque nunca llegaron a relacionarlas de manera fehaciente con Jack el destripador. Todos los asesinatos a los me refiero ocurrieron en el barrio de Whitechapel. Uno de ellos fue el que se conoció como «Fairy Fay», quien se encontró en el año 1887 con una estaca clavada en el estómago. Hubo quienes le atribuyeron este asesinato a la obra de la prensa que se tomó de los homicidios posteriores para ganar fama y vender más periódicos por lo que oficialmente se cree que este primer asesinato nunca ocurrió.

Otra supuesta víctima fue Ada Wilson, quien fue encontrada con cortes en la zona del cuello en 1888. hay más, en octubre de 1888 se dio el caso que se llamó «El misterio de Whitehall», se trataba del hallazgo del cuerpo de una mujer sin cabeza que estaba en el sótano del nuevo edificio de la Policía Metropolitana. Las otras extremidades y la cabeza nunca aparecieron, por lo que el cuerpo jamás pudo ser identificado.

Una de las víctimas que apreció también aunque se la trató de vincular al caso de Jack el destriapdor y al final no pudo comprobarse nada fue una mujer a quien llamaban Shakespeare. Se llamaba en realidad Carrie Brown pero le decían como el escritor inglés ya que se la pasaba recitando versos del poeta y dramaturgo. Esta mujer fue estrangulada con su propia ropa en Manhattan en 1891 y tenía un tenedor clavado en la pierna. Si bien no fue mutilada, había un ovario sobre la cama por loq eu se relacionó el crimen.

En los archivos del crimen están los procedimientos que la policía de gran Bretaña llevó a cabo para dar con el asesino de Whitechapel,lo que también ha servido a los historiadores para tener una visión de cómo actuaba la policía en la época de la reina Victoria. LA policía montó grupos especiales de tareas casa por casa en el barrio de Whitechapel, y examinó todo el material forense que se juntó de las escenas del crimen.

Sin embargo, todos los esfuerzos policiales fueron en vano, aún así, llevaron adelante un arduo trabajo: examinaron el material forense, y luego comenzaron a hacer suposiciones acerca del perfil del asesino. Entrevistaron al menos a dos mil personas e investigaron a 300. Sólo apresaron a 80 las cuales luego fueron liberadas por falta de pruebas.

En primer termino, quien estaba a cargo de la investigación fue el Departamento de Investigación Criminal de la Policía Metropolitana de Whitechapel, quien era comandada por el detective Edmund Reid. Luego de que se sucedieran más asesinatos, la policía municipal también formó parte de la investigación.

El detective Edmund Reid escribió acerca de la frustración de la policía en cuanto a la investigación:

“La posición de la sangre y del cuerpo mostraba que él le había cortado el cuello con la mano derecha; de derecha a izquierda, haciendo que la sangre saliese despedida en dirección contraria de donde él se hallaba, lo que probablemente haría que su ropa no se manchara de sangre. Una de las principales dificultades del caso radicaba en que el ingenio sobrepasaba a la razón”.

Lo cierto es que frente a las no respuestas de la policía acerca del paradero del asesino, había un malestar social muy notorio y comenzaron a trabajar en las calles los ciudadanos voluntarios, conocidos como el Comité de Vigilancia de Whitechapel. Incluso, se había fijado una gran recompensa con quien hallara al asesino sin embargo todo quedó en la nada.

Otra de las acciones que llevó adelante este comité fue la de contratar detectives privados para que interrogaran a sospechosos o testigos por su cuenta, por fuera del ámbito de la policía. Sin embargo no eran válidas las recompensas a quien aportara datos a través de este sistema. Uno de los jefes dijo al respecto:

«La Policía Metropolitana y otras instituciones habían ofrecido recompensas en el pasado y dicha política había caído en desuso porque se creía que el ofrecimiento de una recompensa animaba a la gente a facilitar informaciones falsas con la esperanza de conseguirla».

Las críticas fueron muchas hacia el accionar de la policía, por el hecho de que no querían aceptar las recompensas para el que diera con la identidad de Jack el destripador. Según consta en la publicación de un diario:

“La policía fue acusada de no afanarse demasiado en saber quién era el Destripador y de que el esfuerzo habría sido muy superior si los crímenes hubieran tenido lugar en las zonas más ricas de Londres».

Quienes fueron blando de las acusaciones o fueron los principales sospechosos eran los de profesión carnicero, cirujanos o médicos dada las mutilaciones. La misma reina Victoria opino que el asesino podía ser de origen judío y que también podía estar en las embarcaciones que llegaban al puerto de Londres aunque esta última fue descartada ya que las fechas de los asesinatos no coincidían con los atracos de las embarcaciones.

Se considera que el perfil criminal que se hizo de Jack el destripador fue el primero en la historia. Fue responsabilidad de uno de los médicos forenses que actuó en el caso quien se basó en los cinco crímenes endilgados al asesino serial. El Informe decía:
“No dudo que los cinco asesinatos fueron cometidos por la misma mano. En los primeros cuatro las gargantas parecieran haber sido cortadas de izquierda a derecha, mientras que en el último caso, debido a la considerable mutilación, es imposible señalar en qué dirección se hizo la cortada, aunque se hallaron rastros de la sangre arterial sobre la pared en forma de salpicaduras, muy cerca de donde la cabeza de la mujer debió haber estado”.

“Todas las circunstancias en torno a los asesinatos me llevan a deducir que las mujeres fueron asesinadas cuando se encontraban recostadas y, en todos los casos, la garganta fue cortada en primer lugar”.