Para quienes gusten de los relatos relacionados con el fútbol, pues entonces les recomiendo ampliamente el libro Picado Grueso, del escritor e intelectual argentino Juan Sasturain, quien es un reconocido y prolífico escritor argentino de novelas y libros ficción, poesía, ensayos. Además, es un crítico especialista del género negro y el comic, este último género que tiene mucho que ver con el policial.
Este libro, Picado grueso, no es un libro de cocina le va a explicar cómo reparar la mejor picada sino que es un libro que reúne relatos futboleros, crónicas de partidos de fútbol y otros relatos de ficción también, de los cuales muchos de ellos fueron publicados en la contratapa de Página 12, diario del que Sasturain también es editor. Es sumamente recomendable para aquellos que quieran entretenerse sin dejar de gozar de una excelente literatura, ya que el escritor es, además, profesor en la escuela de Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires, una de las academias de estudio más importantes de LAtinoamérica.
En el libro Picado grueso van a encontrar con relatos cortos, algunos que me gustaría poder preguntarle a Sasturain cuánto hay de realidad y de ficción en cada uno porque son muy divertidos. Hay tema recurrente que parece que a Sasturain realmente le molesta o tiene algo especial con ellos que es la figura del árbitro y también los motes es decir las palabras que los relatores usan o inventan para definirlo, lo que en el periodismo conocemos como estereotipos, y que en la jerga del periodismo deportivo se hace mucho más notoria.
El título Picado grueso, es también el nombre de uno de los cuentos que cuenta la historia de un grupo de egresados de la Universidad de Buenos Aires, ya entrados en años con panza y calvicie como los describe Sasturain, que se juntaban una vez por semana en el club Zeus a jugar al fútbol y le habían puesto al equipo Picado fino porque la calidad del equipo porque había ingenieros, profesores de literatura, filosofía, historia... hasta que un día uno de ellos va cortar mal una jugada y terminan todos a las trompadas, incluso hubo algunos que no volvieron a jugar más y a partir de ahí el equipo pasó a llamarse Picado Grueso.
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