Johan Huizinga, el crítico, escritor y filósofo holandés, escribió un famoso ensayo llamado “El problema del renacimiento”. Un "problema" muy moderno y considerado por la crítica como el siglo más importante de creación. El renacimiento es nuestro bagaje, nuestra tradición. De allí, sacamos la fuente de nuestros escritos, de nuestra historia de nuestra vida.
El escritor Huizinga, en su ensayo, señala que el renacimiento, siglo XVI, había renacido a la civilización, había retornado a las fuentes puras del conocimiento y la belleza y había tomado posesión de las inmutables normas de la sabiduría y el artes. Es decir, que había que volver a los clásicos, a los antiguos porque ellos representan nuestro comienzo, la verdad y el puro conocimiento pleno. Lo fundamental del renacimiento, era retornar a los orígenes.
El entusiasmo por los clásicos y la identificación de los tiempos contemporáneos con la antigüedad se debió a que los propios autores clásicos parecían poseer esa pureza y originalidad de conocimiento, belleza y virtud y había que observarlos, leerlos y disfrutarlos para seguir creando en la modernidad. Porque es claro, todos los escritores de hoy en día, todos los pintores y los artistas no dudan en que los clásicos son la fuente de su conocimiento y de su creación. Hay que descubrir los clásicos para resingificar nuestra propia creación.