Virginia, la esposa de edgar Allan poe, no sobrevivió a la tuberculosis y murió el 30 de enero de 1847. Los biógrafos del escritor sugieren que esta muerte lo marcó de tal modo que es recurrente la tragedia en su poema El cuervo. Más fragmentos de su cuento Corazón delator:
“El viejo clamó una vez... nada más que una vez. Me bastó un segundo para arrojarlo al suelo y echarle encima el pesado colchón. Sonreí alegremente al ver lo fácil que me había resultado todo. Pero, durante varios minutos, el corazón siguió latiendo con un sonido ahogado. Claro que no me preocupaba, pues nadie podría escucharlo a través de las paredes. Cesó, por fin, de latir. El viejo había muerto. Levanté el colchón y examiné el cadáver. Sí, estaba muerto, completamente muerto. Apoyé la mano sobre el corazón y la mantuve así largo tiempo. No se sentía el menor latido. El viejo estaba bien muerto. Su ojo no volvería a molestarme”.
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