Tema: Frases de Gabriel García Márquez

He aquí más del pensamiento sublime y profundo de Gabriel García Márquez:

“Siento una gran nostalgia de reportero. Tengo talleres de reportaje. Primero, estoy convencido de que es un género literario. El reportaje es reconstruir la noticia completa y hay que volver a él…”.

“Yo pongo a prueba mis historias así: empiezo a contarlas a mis amigos… cuento cuento y cuento. Y algunas van enriqueciéndose a medida que las cuento; otras desaparecen, no me interesan más”.

“En una famosa entrevista a Hemingway, él da la fórmula para resolver, para siempre, el problema de la página en blanco… éste fue el escritor que más reveló sobre el oficio, sobre la carpintería de la escritura”.

“Durante una época, me levantaba en las mañanas y cuando entraba en el estudio a escribir echaba el desayuno, vomitaba, de la náusea que me daba. Yo escribía cuando podía y como podía, pero a partir de Cien años de soledad se me crearon las condiciones de escritor profesional”.

Sobre el periodismo Gabriel García Marquez dijo que es su profesión más amada y que se puede ser escritor y periodista al mismo tiempo. Aprendió de otros escritores también acerca de los secretos en el oficio de escribir. Sobre ello dijo.

“Uno ya sabe que es como si fuera el empleado de un banco, y además, es el gerente más feroz y más exigente de uno mismo… Entonces, primero yo siempre fui periodista y escribía de noche y dormía de día”.

“Me aterrorizaba cada mañana, sí, hasta el día que leí la entrevista de Hemingway. El dice que hay que empezar, seguir, hasta que hay un momento que los románticos llaman inspiración… llámalo como quieras, pero hay un momento que es verdaderamente sublime, que es cuando uno se da cuenta de que las cosas salen solas, como si estuvieras contándotelas al oído, como si lo estuviera escribiendo otro…”.

Tengo muchas más frases que he recolectado de Gabriel García Marquez, de libros y entrevistas que le han hecho en diferentes partes del mundo. Todas son muy ricas porque reflejan el pensamiento más profundo del escritor.

“Cuando estés así, decía Hemingway, y te llegue la hora de terminar, sigue una paginita más, la del día siguiente. Entonces, cuando tú llegas al día siguiente, ya tienes empezado tu día, recopias eso y sigues. Para mí, parece mentira, así se acabó el problema de la página en blanco”.

“Ah, nunca te metas con un libro que no te gusta”.

“A esto de escribir hay que ponerle disciplina. Soy para mí un gerente duro. Hay que ponerle orden o te traga la vida”.

“No se me ocurren más historias que las que me siento capaz de escribir…”.
“Una cosa es el oficio, y la otra cosa, pues, corre por cuenta de la divina providencia”.

Entre los miedos del colombiano Gabriel García Márquez también está el de hacer el ridículo ante la gente. También confiesa que se fue preparando a lo largo de toda su vida para ser escritor y que siempre ha querido gradarle a todo el mundo. Otras de sus frases son:

“El mayor de todos mis miedos, generalmente el único que me preocupa, es el miedo al ridículo… ¡Uf!, soy terriblemente tímido. Me aterroriza presentarme en público, hablar, entrar en un salón lleno de gente. Es que yo soy un tímido esencial”.

“Me he ido preparando para escribir, para ser escritor, pero no he estado preparado nunca para la fama. Y no soy hipócrita en eso: es muy agradable la fama”.

“Yo, al menos, me he propuesto siempre ser amable con todo el mundo, y eso es mucho más agotador. En fin, yo me preparé para ser escritor, pero no tomé en cuenta la fama”.

Según Gabriel García Marquez, muchos de sus amigos y familiares le decían en broma que el premio nobel de literatura traía desgracia a un escritor. Sin embargo, asegura que después de recibirlo mejoró su tiempo de escritura y que fueron más las alegrías que los sinsabores en la profesión. AL respecto dijo:

“Yo hubiera sido feliz de que mis libros fueran póstumos. Es decir, feliz de haberlos escrito pero no de tener que sufrirlos”.
“Yo creo que he escrito más después del premio Nobel que antes. Antes del Nobel tengo un promedio de un libro cada siete años, y después del Nobel uno cada tres años” Pero no es por el Nobel. Es por la computadora”.

“Hubo una época muy terrible en la que no confiaba sino en los amigos anteriores a Cien años de soledad. Porque después me vino una avalancha de amigos… Pero sólo confiaba en los anteriores, en los amigos de la pobreza. No sabía distinguir entre los amigos, y eso me inquietaba mucho”.