A continuación me gustaría compartir con ustedes uno de los fragmentos de “El placer de vagabundear” que se encuentra dentro del libro “Las aguafuertes porteñas” de Roberto Arlt.
El escritor argentino es de esos autores que te toman de la mano y te llevan a recorrer la ciudad. Te teletransporta, de una manera única y literaria, a aquel sitio desde donde sale su escritura: la calle, el susurro, los autos, la gente, la noche.
“Los extraordinarios encuentros de la calle. Las cosas que se ven. Las palabras que se escuchan. Las tragedias que se llegan a conocer. Y de pronto, la calle lisa y que parecía destinada a ser una arteria de tráfico con veredas para los hombres y calzada para las bestias y los carros, se convierte en un escaparate, mejor dicho, en un escenario grotesco y espantoso donde, como en los cartones de Goya, los endemoniados, los ahorcados, los embrujados, los enloquecidos, danzan su zarabanda infernal.”