Tema: “Los hermanos Karamazov” de Fiódor Dostoyevski

La obra comienza narrando la muerte del general Karamazov, un hombre lleno de dinero pero muy cruel. La muerte de dicho general recae en investigar a los hijos de éste. En una sociedad burguesa en donde lo único que quiere dicha sociedad es poder, poder y poder. Y Dostoyevski es un gran escritor y supo reflejar como nadie dicha búsqueda de poder y dicha sociedad pobre y rica sin clase media.
Los hijos, los hermanos, se van conociendo entre ellos, va relatando la relación entre ambos y las posibles sospechas del asesinato a su padre.
Dostoyevski presenta a dos hermanos con dos personalidades completamente distintas, mientras que uno es escéptico, intelectual, que desea ver todo antes de creer y el segundo es igual a su padre, un depravado de poder. Pero los hermanos no terminan ahí, el escritor nos presenta a dos hermanos más. Hombres que poseerán una historia diferente pero igual.

El tercer hermano es un hombre bondadoso que representara el contrapunto entre los hermanos y que servirá para reflejar el futuro de la sociedad rusa y otro, el cuarto hijo, que es uno de los sirvientes de la casa, un hijo ilegítimo.
Así, en esta familia, entre estos hermanos tan diferentes pero igual se encuentra una historia de la que no van a poder escapar.
La historia de parricidio que nos relata Dostoyevski es, sin lugar a dudas, de lo más interesante ya que el escritor muestra dicha muerte como algo inevitable. Ya que el general ha sido verdugo de muchos hombres y ahora él es víctima de un verdugo.
Así el escritor va mostrando los asesinatos más terribles y las historias más tremendas dentro de una familia como reflejos de la sociedad tan devastada y tremenda como es la Rusia del siglo XIX.
Una vez más, el escritor, logró narrar y presentarse como el testigo primordial de una sociedad zarista de poder y de pobreza.

Recuerdo, en este punto, que todas las novelas de Dostoyevski antes de terminar la novela presenta cierta especie de epílogo en la que se muestra una redención frente a lo hecho, como una especie de moraleja frente a todo lo vivido y frente a todo lo ocurrido.
Una de las redenciones que más recuerdo es la de la novela “Crimen y castigo” cuando el personaje, luego de todo lo que ha vivido, luego de todo lo que ha pasado, se encuentra frente a un radiante sol y reflexiona sobre todo lo que le paso. Pidiendo cierto perdón y refiriéndose a todo lo que ha hecho por sentirse tan excluido de la sociedad.
Así, podemos dar cuenta que las novelas de Dostoyevski se construyen dentro de una sociedad macabra y real. Por ello es que el escritor se sitúa como un fiel representante de la sociedad y un gran testigo frente a todo lo que ocurre.

A continuación me gustaría compartir con ustedes algunos de los fragmentos del Prefacio escrito por el escritor. Que narra bien lo que va a contar y presenta la figura del héroe, su héroe.
“Al abordar la biografía de mi héroe, Alexei Fiodorovitch, experimento cierta perplejidad: aunque le llamo «mi héroe», sé que no es un gran hombre. Por lo tanto, se me dirigirán sin duda preguntas como éstas: «¿Qué hay de notable en Alexei Fiodorovitch para que lo haya elegido usted como héroe? ¿Qué ha hecho? ¿Quién lo conoce y por qué? ¿Hay alguna razón para que yo, lector, emplee mi tiempo en estudiar su vida?»
La última pregunta es la más embarazosa, pues la única respuesta que puedo dar es ésta: «Tal vez. Eso lo verá usted leyendo la novela. » ¿Pero y si, después de leerla, el lector no ve en mi héroe nada de particular? Digo esto porque preveo que puede ocurrir así.”

Me interesa resaltar mucho la parte en la que el escritor asume su tarea como escritor y decide presentar a un personaje que tal vez frente a los ojos de otro no sea tan bien representado. Eso es muy notable ya que el escritor, desde el comienzo de la obra, va marcando su lugar, el fin que persigue y la figura narrativa que va a presentar.
“A mis ojos, el personaje es notable, pero no tengo ninguna confianza en convencer de ello al lector. Es un hombre que procede con seguridad, pero de un modo vago y oscuro. Sin embargo, resultaría sorprendente, en nuestra época, pedir a las personas claridad. De lo que no hay duda es de que es un ser extraño, incluso original. Pero estas características, lejos de conferir el derecho de atraer la atención, representan un perjuicio, especialmente cuando todo el mundo se esfuerza en coordinar las individualidades y extraer un sentido general del absurdo colectivo.”

Y cuando el escritor se propone narrar la vida de un hombre y mostrar a los hombres tal cual son dentro de una sociedad que los reprime o ellos mismo se construyen y sitúan como los que reprimen, el escritor logra detallarlo de la mejor manera. Observen lo que dice sobre los hombres a continuación:
“El hombre original es, en la mayoría de los casos, un individuo que se aísla de los demás. ¿No es cierto? Si alguien me contradice en este último punto diciendo: «Eso no es verdad», o «Eso no es siempre verdad», ello me animará a creer en el valor de mi héroe. Pues yo juzgo que el hombre original no solamente no es siempre el individuo que se coloca aparte, sino que puede poseer la quintaesencia del patrimonio común aunque sus contemporáneos lo repudien durante cierto tiempo.”
¿Pudieron captar cómo el autor logra situarse en un lugar y cómo decide representar a dicho héroe? Sólo genios como Dostoyevski pueden lograr eso.

Por último me gustaría terminar con el fin del prefacio, la parte más rica donde el escritor se pone en el lugar de escritor y de cómo construye su novela. A mí me parece fundamental dar cuenta de dicho Prefacio porque me parecía necesario mostrar cómo un escritor se enfrenta a un texto y presenta su novela a sus lectores. Me parece fundamental que un prefacio le hable directamente a sus lectores y la presente la novela tal cual está, tal cual fue construida, para que sus lectores sepan a qué se van a enfrentar cuando comiencen a sumergirse en sus páginas.
“Como no confío en poder resolver estos problemas, los dejo en suspenso. Ya sé que el lector, con su perspicacia, advertirá que ésta era mi finalidad desde el principio y me reprochará haber perdido el tiempo diciendo cosas inútiles. A eso responderé que lo he hecho por cortesía, aunque también he procedido con astucia, ya que he prevenido al lector.”

Y finaliza… “Por lo demás, me complace que mi novela se haya dividido por sí misma en dos relatos, «sin perder su unidad». Una vez que conozca el primero, el lector decidirá si vale la pena empezar el segundo.
Evidentemente, cada cual es dueño de sus actos, y el lector puede cerrar el libro sin pasar de las primeras páginas del primer relato y no volverlo a abrir. Pero hay lectores de espíritu delicado que quieren llegar hasta el fin para no caer en la parcialidad. Entre ellos figuran todos los críticos rusos. Uno se anima al verse frente a ellos. A pesar de su táctica metódica, les he proporcionado un argumento de los más decisivos para dejar la lectura en el primer episodio de la novela.
Con esto doy mi prefacio por terminado. Convengo en que podría haber prescindido de él. Pero ya que está escrito, conservémoslo.
Y ahora, empecemos.”